24 junio, 2009
Que todos la miren
Mírala. La sombra justa que define su perfil.
La sigo con el foco, suave, que la luz no pierda el contacto, que la perfección de su piel se aprecie desde todos los ángulos.
Ahora oculta el rostro tras el cabello que cae sobre su pómulo y esta luz azulada lo separa en guedejas brillantes y le da la cualidad de una ola. Así, muévelo, que ondule, que acaricie a tu compañero. Un poco, sólo un poco o se perderá la tensión.
Cambiamos, con sutileza. Los tonos fríos dan paso a los cálidos, se superponen los unos a los otros. Está anocheciendo, naranjas, magentas que la iluminen desde atrás. Se aleja abatida, piensa en la muerte, pero la pasión no ha muerto. La luz debe enmarcarla, que parezca salida del mismo infierno mientras la oscuridad invade el escenario. El reflejo escarlata se va apagando a medida que ella se aleja, la noche la cerca.
Ahora tú. Con cuidado, enfócala con cuidado, la luz acerada debe cubrir su cuerpo. Ahora es la luna la que subraya su belleza, la belleza que está a punto de morir con ella.
Mantén el reflejo sobre los ángulos de su cara, sobre los hombros que se agitan. Mírala, no dejes de mirarla. Mírala y haz que la miren todos mientras baja el telón.
Texto: Ana Joyanes
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No sé qué tiene este texto pero creo que envuelve con palabras de distintos colores o colores de distintas palabras, pero envuelve.
ResponderEliminarSentimientos de un director de fotografía. De un director escénico. Si emplearan estas palabras sería literatura y los colaboradores podrían ser cautivados ó perderse y no realizar su trabajo. Muchos lo entenderían y otros mirarían a un loco apasionado.
ResponderEliminar¡Qué fotografía! Al principio me costó saber de que se trataba, me empeñé en pensar que era algo así como un pollo asado, hasta que la fui descubriendo. Luego leí el texto, exquisito, tuve que ir a la cocina traerme una copa de un buen vino blanco, encender un cigarrillo y lo volví a leer saboreándolo. ¡Genial!
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por vuestros comentarios, AGlez, FranCo y Marcos.
ResponderEliminarMe quedo con esos colores de distintas palabras y con la locura apasionada del viejo iluminador.
Y brindo contigo, Marcos.
A vuestra salud, chicos.