05 agosto, 2009
Corre soledad
No persigas a quien no te quiere. Siéntate a mi lado y cuéntame como puedes aparecer entre tanta gente. Como puedes anidar en una pareja de amantes. Dime por qué apareces a mi lado cuando no te quiero y en cambio no estás por mucho que grite tu nombre, cuando de verdad me gustaría sentirte. Ahora te tengo, te siento, pero no me importa, quiero hablar contigo, conocerte porque quiero conocerme yo. Quiero que me cuentes que hacer para disfrutar de ti, que seas mi compañera de viaje temporal, que no seas una carga si te siento a mi lado. Aprender a amar si tu estas a mi lado y no porqué tu estés a mi lado. Como hablar si no escucha nadie y como escuchar si nadie habla. Levanto un muro delante mío y lo atraviesas. Y no me encuentro solo. Dame fuerzas para conocerte, dame ganas de respirar a tu lado Quiero sonreír a pesar de que estés tú, quiero sonreír porque estás tú. Dame tiempo, y aunque nunca llegues a desaparecer de mi y yo te daré tardes libres y mañanas de extrañezas. No quiero superarte, solo quiero compartirte. Corre soledad, que mientras estés conmigo no estás sola. Sin tristeza, sin pena, sin mirar atrás, solo mirando a mi lado.
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Esto no hay quien se lo trague
ResponderEliminarBúscame: me merece tu comentario respeto, pero a su vez me parece desagradable.
ResponderEliminarDeberías ilustrasnos con tus escritos. Igual aprendemos.
Difícil compañera de viaje, la soledad.
ResponderEliminarQué bien descrita la ambivalencia que sentimos por ella.
Bienvenido, Daniel
"Aprender a amar si tu estás a mi lado y no porque tú estés a mi lado".
ResponderEliminarEl error es enamorarse de esta amante celosa y adictiva que se perpetúa engendrándose a sí misma.