Me levanto por las mañanas con dolor de cabeza y un hilillo húmedo resbalándose entre mis pechos. El alivio de la ducha sólo dura leves instantes, iniciar cualquier movimiento, incluido el acto de ponerse el albornoz, obliga a la piel a brotar gotitas que ya no pertenecen a las tuberías. Dan ganas de quedarse bajo el chorro fresco y monótono, inacabable, todo el santo día; olvidarse de vestirse para ir a comprar el necesario alimento, renegar del sueldo y abandonar el trabajo tumbada en el sofá bajo el caprichoso abanico del ventilador que nunca va lo suficientemente deprisa. Y dejar que pase este verano pegajoso y egoísta, que transcurran las semanas sin más compañía que la de un té helado y la brisa suave atrapada bajo el engaño de un trabajado juego de ventanas abiertas. La desidia pesa como una losa de mármol caliente, mis dedos agotados como si hubiesen mecanografiado cien veces la Biblia me responden lentos, equivocando las teclas, olvidando la ortografía, impidiendo que mis ideas surjan limpias y claras. Porque mi cabeza hierve y las neuronas se consumen en un vapor fatuo que vuelve a transformarse en sudor pringoso que empapa mis muslos y los adhiere a la butaca que ha olvidado sus deberes de cómoda anfitriona.
Sólo la noche, la que vas más allá de la una de la madrugada, me devuelve cierto sosiego, cierta reconciliación con el cuerpo que ha colgado por unas horas la pátina brillante y encuentra calma sobre la sábana abandonándose por completo al roce del algodón y a la caricia de la atmósfera nocturna. Entonces, un punto de calor empieza a pellizcar mi vientre, a cabalgar hasta mi pubis, agitando mi latido. No sé si primero es el aroma de un recuerdo evocado por el placer de verme liberada de la opresión estival o el resurgir de la brasa íntima, mal sofocada, me ha devuelto tu imagen. No lo sé, no lo sé, pero el fuego se expande y devora todo atisbo de sensación a hierba recién cortada.
Este verano está siendo insoportable.
totalmente de acuerdo!!!!
ResponderEliminarBuen texto, sugerente, evocador...Ese calor, de sudores tibios, que evapora los sentidos y nos transporta a los rincones mas sombrios y frescos de nuestra mente, manantial de donde brotan pensamientos, sensaciones escondidas e intensas.
ResponderEliminarTu texto sataniza al verano, al calor. Que evocador resulta. Llegamos a compartir contigo tu sufrimiento y tu desidia.
ResponderEliminarEs evidente que eres una buena escritora o que ciertamente el calor del verano te está matando.
...este verano pegajoso y egoísta.
ResponderEliminarMuy bueno.
Y ese final, ...el fuego se expande y devora todo atisbo de sensación a hierba recién cortada.
Muy bueno todo el texto, en realidad