Debería moverme por otros barrios pero Argüelles me secuestra cada tarde y cada noche los días que median la semana. Argüelles es un barrio putero y chulesco; un barrio de maricones y burgueses; borrachos y olvidados. De artistas. De Pombos, Umbrales, Almodóvares. De Ariel Rot y yo en el Puerto de Vigo. Haciendo de dos mesas para uno, una mesa para dos.Argüelles es la última o la primera estación de la línea 4. Es oscuro, reconfortante, jodido y canalla. Es viejos comprobando el contenido de sus bolsillos cada cuatro segundos, reorganizándolo todo como si de armarios se tratara. No es extraño entonces no encontrar las llaves y acabar, viejo, eres viejo, durmiendo en la calle. Nada extraño que afirmen y nieguen simultáneamente su realidad. Yo también he dormido con ellos. Algún verano. Cuando el hombre de la costura rota asomando un huevo atrajo a una plaga de cucarachas al edificio. Yo, entonces, hacía maleta, besaba a mis padres y esperaba el amanecer de otro día. Me gustan los colchones duros.
Muy buen retrato, del barrio y de sus habitantes. Buen retrato interior, también, de su protagonista
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