22 octubre, 2009

Una tapita, solo una tapita


Vivía para comerse el mundo. Nada lo saciaba. Su capacidad para digerir crecía por días.  Pisaba fuerte, sin tratar de apabullar a nadie, nunca lo pretendió, pero sufría cohabitando con los débiles que no volaban y que se conformaban comiendo solo una racioncita de la vida. Él creía volar, creía que las distancias eran infinitas y también su capacidad. Tanto mundo quiso comer que se indigestó. Se veía venir. Una indigestión dañina le paró su vuelo y se rompió los besos contra el piso. Ahora come poco y solo pequeñas porciones, su estómago le pidió el divorcio… descubriendo que antes devoraba sin degustar. Entendiendo que se puede vivir sin comerse el mundo, subsistiendo y disfrutando de pequeñas tapitas. ¿O tal vez ahora no le queda otra?


5 comentarios:

  1. HOLA UNA VISTA A TU BLOG, Y DEJARTE MIS SALUDOS UN BESO Y UN ABRAZO MUACKKK

    ResponderEliminar
  2. Dácil Martín23/10/09, 23:42

    Tragar para qué sin degustar, cuántos sabores aún por descubrir. Chin,chin, a la salud de la vida.

    ResponderEliminar
  3. De vez en cuando un atracón lo pide el cuerpo y no sienta mal del todo aunque al día siguiente estés a bicarbonato.

    A mí siempre me ha gustado picar, tapear, de aquí para allá...

    ¡Hay tanto por disfrutar!

    Saludos,

    Anabel, la Cuentista

    ResponderEliminar
  4. Lo que pasa cuando uno llega a viejo. Pronto se acaban los revolucionarios.

    ResponderEliminar
  5. El tamaño de los bocados, como tantas otras cosas en la vida, es relativo.

    ResponderEliminar

Gracias por contribuir con tus comentarios y tu punto de vista.

Los componentes de La Esfera te saludan y esperan verte a menudo por aquí.

Ésta es tu casa.