03 febrero, 2010

El especialista en máscaras

Entró en un bar solo, y sorprendido, vio que todo el mundo llevaba puesta la misma máscara: mitad azul, mitad verde. Éstas estaban apiladas en la entrada, para la gente que fuera llegando. Se puso una y pidió un café en la barra. Una chica de atractivo cuerpo se le acercó, “me gustas” -le dijo-, y le dejó su teléfono. Él le regaló un agradecimiento y una sonrisa amable, y salió extrañado del local. Olvidó quitarse la máscara, y con ella, volvió a entrar en otro bar cercano. Allí todo le parecía normal, a pesar de las miradas que la gente le dirigía. Pidió lo mismo: un café. Pero esta vez desde una mesa para dos. La suerte estaba de su parte, pues otra chica atractiva se acercó a su mesa. “Me gusta tu máscara” -le dijo-. “Soy un especialista en el tema de las máscaras” –pensó-, y esta vez sí se quedó a charlar con ella.

4 comentarios:

  1. Lo malo no es llevar máscara, sino que todas sean la misma máscara.

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  2. Buen y sugerente texto. Muchas veces, solo podemos ser nosostros mismos si llevamos puesto una máscara, resultan más transparentes que nuestra piel hipócrita y acartonada.

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  3. El principio de la seducción: intentar aparentar ser quienes no somos, las máscaras que muestran lo que queremos que el otro vea.
    Hay especialistas en máscaras pero, ¿quién no se ha puesto una?

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  4. ¿Cuál es el final de la seducción, Ana J.? ¡Estoy ansios por esa respuesta!jeje

    Yo al día uso unas 3 o 4 (máscaras)

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