Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo
van por la tenebrosa vía de los juzgados
buscan a un hombre, buscan a un pueblo, lo persiguen,
lo absorben, se lo tragan
(Miguel Hernández. Las cárceles. “El hombre acecha”)
van por la tenebrosa vía de los juzgados
buscan a un hombre, buscan a un pueblo, lo persiguen,
lo absorben, se lo tragan
(Miguel Hernández. Las cárceles. “El hombre acecha”)
Continúa el clamor, Miguel, en nuestra madre España, que de nuevo es acechada por viejos vampiros sedientos de olvido. Ahora que redobla el tambor de la pasión, y en las calles la primavera se hace niña peinada con trenzas de azahares, la tierra sigue soportando los huesos anónimos de cadáveres sin nombres, como ángeles extenuados y famélicos.
Escarbamos aún la tierra con nuestras manos, atravesando con dentelladas secas y calientes cada terrón teñido en sangre, en busca de la osamenta de aquellos que se amaron en fuego y hambre para hacernos fuego y pasión que late en fiebre de caricias. No amordazarán el bramido de este mar que se abre de parte a parte de la mirada.
Cuando hace sesenta y ocho años en la cárcel de Alicante, paraste, Miguel, tu respirar, cuando gritaste en la pared:
cuando tu cuerpo, como el toro, dobló para siempre y humilló la cerviz atravesado por ese rayo que no cesa, quizá atesoraras un vendaval de rabia, a pesar de la tuberculosis y del olvido. Quizá soñaste con un horizonte de romeros y olivos, de encinas y pinos, de hayas y alcornoques, donde las manos de todos los hijos de esta madre tierra España se engarzaran en el sueño de un futuro compartido, de un futuro sin más trincheras que hirieran su vientre maternal.
Y sueño contigo, Miguel, semejante sementera.
Quisieron perdón y cuando el rocío acarició su sien con el perdón, también quisieron el olvido. Y el olvido, Miguel, es la muerte. Y la muerte no se olvida.
Porque los vivos necesitamos la memoria y el nombre de los muertos, pues para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Por alguna razón, siempre que pienso en Miguel Hernández, me viene a la cabeza esta música. Sé que a muchos os parecerá más apropiado cualquiera de los poemas versionados por Joan Manuel Serrat. Y tendréis razón. Pero no puedo evitar volver a incluir esta música de otro ilustre republicano que murió en el exilio: Salvador Bacarisse.
Escarbamos aún la tierra con nuestras manos, atravesando con dentelladas secas y calientes cada terrón teñido en sangre, en busca de la osamenta de aquellos que se amaron en fuego y hambre para hacernos fuego y pasión que late en fiebre de caricias. No amordazarán el bramido de este mar que se abre de parte a parte de la mirada.
Cuando hace sesenta y ocho años en la cárcel de Alicante, paraste, Miguel, tu respirar, cuando gritaste en la pared:
"Adios hermanos, camaradas, amigos: despedidme del sol y de los trigos",cuando la enfermedad dobló tu mirada de acero y nácar,
cuando tu cuerpo, como el toro, dobló para siempre y humilló la cerviz atravesado por ese rayo que no cesa, quizá atesoraras un vendaval de rabia, a pesar de la tuberculosis y del olvido. Quizá soñaste con un horizonte de romeros y olivos, de encinas y pinos, de hayas y alcornoques, donde las manos de todos los hijos de esta madre tierra España se engarzaran en el sueño de un futuro compartido, de un futuro sin más trincheras que hirieran su vientre maternal.
Y sueño contigo, Miguel, semejante sementera.
Quisieron perdón y cuando el rocío acarició su sien con el perdón, también quisieron el olvido. Y el olvido, Miguel, es la muerte. Y la muerte no se olvida.
Porque los vivos necesitamos la memoria y el nombre de los muertos, pues para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Por alguna razón, siempre que pienso en Miguel Hernández, me viene a la cabeza esta música. Sé que a muchos os parecerá más apropiado cualquiera de los poemas versionados por Joan Manuel Serrat. Y tendréis razón. Pero no puedo evitar volver a incluir esta música de otro ilustre republicano que murió en el exilio: Salvador Bacarisse.
Hermoso y sentido texto lleno de poesía y sentimientos, también rabia, como la que se tiene para desenterrar a los que aun estan vivos en la memoria, para dar vida a los que nos dieron el sentido de vivir.
ResponderEliminarEstupendo texto y espléndida música.
ResponderEliminarGracias
Gracias, Marcos. Esa es la rabia que se siente a la vista de la evolución de algunos acontecimientos.
ResponderEliminarEsta música, Ana J cada vez va tomando mayor hueco en mi corazón.
ResponderEliminarAmando, tristeza, melancolía, partida… me lleva a la depresión. Mucha dosis para mí.
ResponderEliminarAmando, pero existe una literatura y una música de ese tipo, que mucha gentes disfruta.
ResponderEliminarEsperemos que Miguel Hernández también
No sé si disfruta de la tristeza y de la melancolía, pero existen y ciertas situaciones que hay que denunciar, también desde las letras.
ResponderEliminarÉl en su día también lo hizo con esa fuerza de vendaval que sus versos tenían ("Vientos del pueblo").
Allá por las navidades me regalaron un libro de sus poemas, lo cuales me hicieron perderme entre los trigos y los campos sin cercas. Conmovedor tu texto y la música. Aquellos que contaron lo que miraron desde tan lejos, no mueren.
ResponderEliminarEfectivamente, Dácil, nunca morirán, porque miraron, además, los horizontes de los corazones.
ResponderEliminarGracias por tus palabras
Emocionante artículo!!!
ResponderEliminarContinúa el clamor!
Ellos quieren el olvido. Nosotros :¡NO!
No pueden llamarse muertos los que luchan por la vida.
Y Miguel sigue vivo en nuestros corazones, en el pensamiento , en el permanente reclamo de justicia.
Esa justicia ausente que lo dejó morir en una cárcel. Lejos del sol y de los trigos, de los romeros y de los olivares.
Jamás habrá olvido. Ni perdón.
La memoria es imprescindible!!!!
Haydée González
Gracias por tu pasión, Haydée. Aunque no lo parezca, escribí el texto imbuido en varios sentimientos, y éste también está ahí.
ResponderEliminarA mi modesto entender el perdón y la justicia son compatibles.
kaufen title acomplia [url=http://www1.chaffey.edu/news2/index.php?option=com_content&task=view&id=146&Itemid=63]acomplia principal investigators [/url] acomplia testimonials
ResponderEliminarhttp://www1.chaffey.edu/news2/index.php?option=com_content&task=view&id=146&Itemid=63