01 marzo, 2010

Náusea


Nunca había escrito. Pero, sin previo aviso, como quien tiene una revelación, cogió un bolígrafo y comenzó. Siempre era cuando la noche había penetrado más allá de su escritorio, más allá de sus ojos. Entonces, en trance, vomitaba, a través de sus dedos, versos, estrofas, rimas, metáforas, hipérboles… Al acabar, se pasaba la manga por los labios húmedos, cerraba los ojos y respiraba hondo. Llegaba exhausta a la cama, pero completamente relajada. 
Al día siguiente, leía lo que había escrito. Dudaba que hubiera una sola línea decente en todo aquel galimatías. Había imágenes que le parecían válidas, juegos de palabras coherentes, sentimientos bien captados, pero la mayoría era paja, grumo que obstaculiza el regurgitar de la verdadera esencia. Y así, noche tras noche.
Después de varios meses de febril actividad poética, dejó de escribir, ya no sentía la náusea existencial, ya no tenía más que abocar a este mundo.
En el entierro, su marido leyó, con gran acopio de valor y serenidad, uno de sus poemas. Luego, arrugó la hoja y la lanzó sobre el féretro. Había más de ella en ese trozo de papel que en todos los años que habían compartido juntos.

11 comentarios:

  1. Esto es lo que muchas veces nos pasa. Qué bien lo escribes, qué bien.
    Los más cercanos son los que más nos desconocen. Hay que explicarles muchas veces quiénes somos de verdad.
    Sólo los de lejos nos identifican.
    Y lo peor del asunto es que cuando nos entierren harán lo que hizo el marido: un gurruño con cualquiera de nuestros papeles...

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  2. Qué bien reflejas lo que tantas veces sentimos!
    Tanto da que escribamos, que juguemos al paddle, hagamos ceniceros de cerámica o un soufflé: en el fondo somos unos desconocidos. Quién sabes si hasta para nosotros mismos, especialmente, para nosotros mismos.
    Muy buen texto

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  4. Bien escrito Anabel. Tal cual lo dices se puede vivir toda una vida junto a una persona sin conocerla.
    Como sea, nunca se termina de conocer a otro. Quizás eso lo haga más interesante, más atractivo.
    rober

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  5. ¿Y quien arrugará lo escrito digitalmente?

    Este nuevo mundo que aparece para los escritores (blogs, etc) hace que nos conozcan más quien solo nos lee, que los que nos conocen físicamente.

    Perdón, que se trataba de analizar el texto y no meterse en filosofía y debates. Tu texto me gusta, buen planteamiento para llegar a la meta, que es denunciar lo poco que a veces nos conoce quien está a nuestro lado.

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  6. Lo tengo claro: en la escritura queda indeleble, permanente, todo lo que el escritor es o desea ser.
    Excelente texto, excelente reflexión.

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  7. un papel puede atrapar más tu esencia que una carne que duerme a tu lado y no te absorbe. Saludos

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  8. un papel puede atrapar más tu esencia que una carne que duerme a tu lado y no te absorbe. Saludos

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  9. un papel puede atrapar más tu esencia que una carne que duerme a tu lado y no te absorbe. Saludos

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  10. Dácil Martín8/4/10, 15:37

    Un texto certero que nos apunta, me siento identificada: escribir en la noche, robar horas al sueño, la decepción... Anabel-escritora, hace tiempo que tengo el gusto de conocerte...
    Un saludo

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