29 mayo, 2010

El ramo


A su alrededor se respiraba tanta indiferencia, tanta ignorancia, que para ella, la monotonía diaria se convertía en su más pesada carga.
Todas las mañanas pedía a Dios que surgiera algo diferente, notar que el paso de la vida fuera sorprendente, que pudiera sentirse algo más que un simple mueble entre cincuenta miradas vacías.
Hasta que llegó el primer ramo de flores: rosas de colores, fragantes y señoriales.
El resultado inmediato fue haber convertido la pequeña mesa de despacho en un cuadro colorista, desprendía una luz distinta. Compró un jarrón de cristal azulado del tamaño justo para enaltecer su pequeña reliquia. Solo ese ínfimo detalle dibujó una gran sonrisa en sus labios.
En pocos minutos notó algunas miradas de curiosidad entre los más cercanos a su pequeño cubículo abierto de trabajo.
Regresó a casa con otro espíritu.
Pronto surgieron preguntas de curiosidad que se limitó a contestar con monosílabos, quería conservar el ambiente de intriga y extrañeza que se vislumbraba desde la primera entrega floral.
Cada semana, el timbre de la empresa sonaba a la misma hora y el florista recorría todo el pasillo de oficinas adosadas con un llamativo ramo, y cada semana se incrementaban más y más las muestras de envidia, las imaginaciones tortuosas inventando historias falsas de amantes escondidos, o las muestras de celos y rencor de los que no podían contener su codicia.
Ella se sentía admirada, espiada, ambicionada, asombrada. Miraba sus regalos periódicos como la puerta a la satisfacción, como un reto engrandecido por el símbolo de la victoria.
¡Unas simples flores habían cambiado su estado anímico y todo su alrededor!.
Lograron destapar el carácter de cada uno de los compañeros de trabajo que compartían con ella diez años de pasividad a la sombra de la inercia.
Esas flores le habían hecho gastarse parte de su único ingreso mensual, y privarse de algunos caprichos. Pero...
"Nada en su vida había sido tan meritorio y divertido, elegir con escrúpulo el ramo cada semana, y descubrir minuciosamente y, en toda su miseria, a cada uno de los personajes que compartían su entorno".

10 comentarios:

  1. Muy original Inma, consigo verle la cara a la mujer cuando elige los ramos y la de sus compañeros de trabajo muertos de curiosidad. Está bueno para alguna película. Un abrazo,

    ResponderEliminar
  2. Cómo puede cambiar la visión que de nosotros tienen los demás por un solo detalle!
    Una buena inversión.
    Me ha encantado

    ResponderEliminar
  3. Gracias Maia y Ana, a mi también me pareció curioso como puede dar de sí la imaginación de las personas, y como cambian las perspectivas solo porque a uno le ocurra algo positivo.

    ResponderEliminar
  4. La verdad es que sí, es que tenéis razón. Y no es mala metáfora de lo que tendríamos que hacer todos nosotros con nosotros mismos.
    Es curioso, cuando alguien se siente querido, y los demás saben que eres querido, se produce ese movimiento de simpatía. No hay nada más sano que quererse uno a sí mismo para que los demás te quieran.
    También me ha recordado, vagamente, este texto a la historia del "Ramito de violetas", la que cantaba Cecilia.
    Si la queréis escuchar

    ResponderEliminar
  5. La verdad Amando que concederte un capricho de vez en cuando, puede hacer que cambien muchas cosas, la primera y fundamental, "el humor".
    No hay nada más sano que empezar una jornada con una sonrisa y buen humor.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Ocurrente y bien escrito, describes, con acierto, cómo es la sociedad actual: insensible y egoista; con los sentimientos aletargados hasta que llega la primavera, aunque llegue artificialmente como en este caso.

    ResponderEliminar
  7. Ocurrente y bien escrito, describes, con acierto, cómo es la sociedad actual: insensible y egoista; con los sentimientos aletargados hasta que llega la primavera, aunque llegue artificialmente como en este caso.

    ResponderEliminar
  8. Muy bueno Inma....tus palabras describen bastante bien la realidad de esa atmósfera llena de insidia e ingratitud. Las flores era lo único que sentía vivo y lozano a su alrededor. La única nota de color entre aquel paisaje gris petrificado.Una flor por cada año vivido entre las cuatro paredes del despacho, miles de ramitas verdes por cada minuto gastado en empeñarse en mejorar lo ya mejorado. Gracias por este regalo.

    ResponderEliminar
  9. Muy bueno Inma.... Tus palabras describen bien la realidad de esa atmósfera llena de insidia e ingratitud. Las flores era lo único que sentía vivo y lozano a su alrededor. La única nota de color entre aquel ambiente gris petrificado. Una flor por cada año vivido entre las cuatro paredes de su despacho, miles de ramitas verdes por cada minuto gastado en ir más allá, en empeñarse en mejorar lo ya mejorado.
    Gracias por este regalo. Un beso

    ResponderEliminar
  10. El regalo me lo diste tú, transmitiéndome esta gran historia que ha tomado forma en el papel.
    Espero verte más por esta esfera y que puedas participar con nosotros, que intuyo que tu también le das a la pluma.
    Un beso

    ResponderEliminar

Gracias por contribuir con tus comentarios y tu punto de vista.

Los componentes de La Esfera te saludan y esperan verte a menudo por aquí.

Ésta es tu casa.