La cena se enfriaba en la mesa. De vez en cuando, un sorbo de sopa quebraba el silencio. Pensativo, apoyando el mentón en su mano izquierda, posó sus ojos en la ventana, que cristalina parecía abierta al mundo. Tanto tiempo formó parte de él como célebre orador y hoy le trataba como a un extraño o peor aún como a una ilusión de sí. En actitud solemne, intentó pronunciar su discurso más aplaudido, esperando oír imaginarios aplausos, mas un seco golpe lo distrajo, al tiempo que pudo ver su propia humanidad inclinada sobre sí, sobre la mesa y sus ojos con una infinita mirada hacia la ventana...
Texto: Jesslo
Relato cargado de nostalgia. Me ha gustado mucho Jesslo.
ResponderEliminarA mí, también, me ha gustado este texto tan bien escrito, con esas imágenes que nos hace reflexionar y ese mensaje de derrota y decadencia.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Soledad...melancolía...Pobre orador.
ResponderEliminarA mí también me parece el relato de una derrota, que llega a ser total, la derrota absoluta: el final de la vida.
ResponderEliminarMe ha gustado. La nostalgia de la gloria perdida. Sólo queda regocijarse en la memoria.
ResponderEliminarMe uno a las opiniones de mis compañeros.
ResponderEliminarSaludos.
Agradezco, sinceramente, la publicación del microrrelato. Cada comentario es un aliciente, para seguir en este intento de poner en letras el sentir. Me demuestran que he logrado transmitir el sentimiento que lo inspiró y eso es muy gratificante. Gracias a todos.
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