Vagaba de una esquina a la contigua, una y otra vez, con gabardina y sombrero negro. Una farola vieja y solitaria alumbraba su paso.
Cada día la misma incertidumbre surgía en la mente del hombre sombra. Cómo abordarla sin ser rechazado. Cómo haría para que sus ojos se abrieran ante la existencia de un don nadie acechador.
Ella salía puntual, con la oscuridad cubriendo el cielo. Abría despacio el viejo portal acristalado, bajaba las empinadas escaleras encogida de frío. Abrigo de paño, larga melena de reflejos dorados de luna y bufanda de lana impidiendo que la helada transformara en escarcha su cálido aliento.
Apoyado en la farola, escondido tras su disfraz de mirón, dejaba que la suave brisa de melocotón que desprendía su caminar rozara su olfato con delicadeza.
Inalcanzable. Su perfección resultaba inalcanzable en la timidez de su vergüenza.
Un día desapareció, dejó de verla, no se asomó más por el viejo portal gris del número veinte. No volvió a vislumbrar la silueta de esos ojos negros que se perfilaban inmensos bajo la tenue luz.
Se fundió esperando, se convirtió en hierro forjado apoyado en una farola sin nombre.
El hombre sombra se desintegró en una espera eterna.
Ilustración: Laura Baute San Juan
Ilustración: Laura Baute San Juan
Inma, por un momento creía que estabas hablando de Sapo...Qué susto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gustan los borrosos límites entre lo real y lo irreal. Un buen juego de sombras. Besos
ResponderEliminarEs lo que tienen las sombras. Se dehacen y se confunden. Un beso Inma.
ResponderEliminarHermoso texto, tan poético, tan delicado, casi frágil como la propia sombra enamorada. Qué imagen tan hermosa
ResponderEliminarEnhorabuena Inma por este delicioso texto. Una bella alegoría a esa sombra enamorada (bueno, esto lo digo yo) de esa mujer. Las pinceladas poéticas llenas de ricas metáforas le dan al texto una musicalidad envidiable.
ResponderEliminarMe encantó.
Un relato-poesía: la sombra, la oscuridad, los ojos negros, la tenue luz de una espera que acaba en la despesperanza. La bella imagen de la tristeza.
ResponderEliminarUn estilo de escribir el tuyo, Inma, hermoso e inconfundible.
Gracias a todos por sus palabras.
ResponderEliminarQuién no se ha sentido sombra alguna vez?
ResponderEliminarMaravillosa historia de amor, magnífico relato.
Inma, ¿Serías capaz de escribir el mismo texto invirtiendo el papel de los personajes?
ResponderEliminarLa historia es muy sugestiva. Pero si cambiamos el cliché de los personajes, pienso que lograríamos doble efecto.
¿Lo intentamos? ¿Tendremos segunda versión?
Felicidades.
¿Qué es y qué no? No sé si es la noche o efluvios etílicos, pero todo puede suceder cuando la luna reina.
ResponderEliminarMuy sugerente.
Saludos
Gracias Laura por tu ilustración, por segunda vez un texto mio te inspira y eso me llena de satisfacción, me emociona mucho porque, para mi, poner una imagen a un texto es a la vez que difícil, significa la culminación de lo que te ha hecho sentir las palabras que lo componen. Muchísimas gracias, un detallazo.
ResponderEliminarDe nada Inma, lo cierto es que cuando terminé de ilustrarlo me fijé que era un texto tuyo, las musas acompañan con el texto.
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