Teme al forastero
enfermo de romance,
perro ciego de celo que te
arroja su deseo a la cara
con el anhelo fuera de ti.
Huye de su tránsito no-gratuito.
Inabarcables como horizontes.
Arden como soles.
Aman crueles como dioses.Texto: Isabel Tejada Balsas (Bel)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Salvo que el forastero te guste, ¿no? :)
ResponderEliminarA veces en nueve versos se hace muy difícil concentrar tanto miedo a lo desconocido y a la vez tan atrayente.
ResponderEliminarIntenso...como el miedo, como el deseo...a veces.
ResponderEliminarMagnífico poema, Bel.
:)
Un deseo inespecífico que se satisface con el objeto, no con la persona.
ResponderEliminarBello y certero, un abrazo Á.