17 junio, 2011

Cataclismo


Las gotas de sudor se precipitaban por su frente. Su cuerpo se inflamaba. El sol de mediodía eclipsaba el horizonte. Una polvareda negra, espesa y sofocante les hostigaba, garabateando en el cielo una caprichosa guadaña. Habían perdido el rumbo, demasiados días viajando sin norte, demasiadas noches sin estrellas. Miró a su alrededor, un mar de arena infinito los sitiaba. No quitaba ojo a sus hermanos, los pequeños deliraban. Quizás el olor pútrido y alcanforado, que impregnaba sus células olfativas, no les permitía respirar. El aire era espeso, denso. La muerte les perseguía sigilosa. Presentía sus pasos, cada vez más cercanos, medrando en la mudez del silencio. El cielo se oscureció. El rugir del viento penetró en sus oídos, como si una hecatombe hubiera partido en dos la bóveda celeste. Las lágrimas humedecieron su rostro. Los pequeños sollozaban. Hedía a tragedia. Presentía el final. Alzó la vista esperando alguna señal, una bandada de unicornios alados surcó el cielo.

Texto: Xavier Blanco.
Narración: La Voz Silenciosa

7 comentarios:

  1. Puedo asegurarte, Xavier, que he sentido tal angustia y pena que, de no haber sido porque ha llegado esa bandada de unicornios alados... bueno, este esplendoroso y tranquilo sábado se hubiese roto. Esto es comunicar, ¿no?
    Ha sido un placer.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Me parece muy sugerente que hayas elegido esa bandada de unicornios alados como señal de esperanza. Muy buen texto Xavier. Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. ¿Dónde hay que mirar para visualizar a los Uicornios alados?.

    He visto algunos pululando por aquí y también en una ciudad con Acueducto.

    Texto que aprisiona el alma, Xavier. Un abrazo Á.

    ResponderEliminar
  4. Viva la esperanza, sería el resumen de este texto.
    El otro día, durante el comentario de "Versos como carne" en un colegio de Segovia, me preguntaron que significaban para mí los unicornios, puesto que también uso de estas criaturas,aladas y coincidimos, Xavier, en la apreciación de el unicornio como camino hacia la esperanza y el cumplimiento de la utopía.

    ResponderEliminar
  5. Gracias a todos por los comentarios,

    Mercedes, yo también sentía esa angustía mientras escribía el texto. Te diré un secreto, al final se salvan.

    Sara, me alegra leer tu comentario, a mi también me encantan tus textos.

    Ángeles, te echaba de menos. Sí, los unicornios existen, en las noches melancólicas, en los malos momentos, en los buenos, en las tardes de domingo...

    Armando, coincidimos, al final del tunel siempre hay luz, siempre, a veces hasta unicornios.

    Una abrazo a este gren familia de La Esfera...

    ResponderEliminar
  6. Es muy sugerente, se palpa la tensión, el peligro. Sin embargo -debo estar espesa-, no lo pillo. ¿Es parte de una historia más larga? ¿Es algo onírico?
    Necesito más datos para comprenderlo y disfrutarlo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Ana,
    Son solo palabras. Pretende ser una metáfora, de este mundo en el que vivimos, tan cercano a la desesperación, a su final, tan atacado por el ser humano. Y también un canto de esperanza, ese que representan los unicornios, la fantasía, los cuentos...Al final solo palabras, que si producen perplejidad ya han logrado su cometido.

    ResponderEliminar

Gracias por contribuir con tus comentarios y tu punto de vista.

Los componentes de La Esfera te saludan y esperan verte a menudo por aquí.

Ésta es tu casa.