13 julio, 2011

El laberinto


Era un laberinto de muros altos y macizos, creados para que solo se pudiese mirar hacia atrás o hacia adelante. No había recovecos oscuros ni puertas encubiertas; no había mayores enigmas, ni tramas ni enredos. Era un simple deambular girando en las esquinas, eligiendo al azar los caminos que se bifurcan, recostando la espalda en las duras paredes como fría tregua. No había minotauros ni monstruos; era el afán de llegar al final del camino lo que apremiaba al viajero. Aunque, seguramente, otro peregrino podía preferir quedarse estudiando las grietas dibujadas en el muro por el paso del tiempo. O, tal vez, sencillamente mirar hacia arriba y observar que el cielo era el techo y las paredes del laberinto, los límites que nos creamos viviendo.
Texto e ilustración: Sara Lew
Narración: La Voz Silenciosa

10 comentarios:

  1. Sí, la vida, el laberinto más apasionante, acaso el que uno no quisiera abandonar nunca.

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  2. Muy buena recreación de los caminos elegidos para vivir las vidas. Bajo un mismo cielo, esas paredes son distintas dependiendo del viajero. Una vez más excelente relato, Sara. Ah! y excelente ilustración. Me gusta tu estilo.

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  3. Sara, me ha gustado, como siempre...esa vida que se bifurca indefinidamente, esos caminos que son como las vías del tren, ese laberinto, esa sensación de caminar y no avanzar. Esa vida que para cada uno de nosotros es única, diferente a cualquier otra.
    Un abrazo

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  4. Es verdad, Amando. La vida es ese laberinto del que no deseamos hallar la salida.

    Gracias, Miguel Ángel por valorar también la pequeña ilustración.

    Como tú dices, Xavier, cada cual erige un laberinto a su medida: con muchos caminos o con solo uno, con paredes o ninguna, con techo o con el cielo como límite...

    Gracias por vuestros comentarios y a La Esfera por la publicación. Abrazos.

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  5. Fantástico micro, Sara, que a modo de síntesis resume la vida. Cuánto tiempo dedicamos a reflexionar sobre ella y el paso del tiempo, pero nunca aprendemos vivir: unas veces obsesionados con pequeñeces y otras en "el afán de llegar al final del camino lo que apremiaba al viajero"
    Enhorabuena.

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  6. Me ha encantado este laberinto que cada uno recorremos a nuestro modo. Deberíamos disfrutar de cada grieta de sus muros, mirar bien qué camino elegir y contemplar el cielo que varía a cada instante. ¿Quién quiere llegar a la meta?
    Un beso, Sara y felicidades.

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  7. Buena reflexión Sara, en pocas palabras y cargada de imágenes, además de la que nos regalas con tu ilustración. Felicidades.

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  8. Muchas gracias Marcos Alonso, Isolda, Ana e Inma por vuestros amables comentarios. Y por el regalo de poder escuchar a La Voz Silenciosa leyendo el texto.
    Saludos.

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  9. Un bello texto sobre la vida, la que cada cual elige o le toca vivir. Abrazos

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