Próximo el ocaso, caminaba en dirección a su casa distrayéndose con el sonido de sus pasos que se imponía sobre todo lo demás. A punto de girar para salir del lugar, distinguió entre el follaje de un arbusto un grupo de puntitos revoloteando sin ton ni son. Se desvío del sendero para averiguar, se detuvo a unos centímetros del arbusto y busco con la mirada. No tardo en quedar atrapado por el espectáculo…
Se dio cuenta que los puntitos gravitaban unos en torno a otros, se movían sinuosamente, alterando el ritmo cada tanto. Le pareció, luego de un dilatado examen, que había un orden, una especie de progresión de movimientos, como los de una coreografía; claro que, no sabía si se trataba de un proceso que avanzaba del caos al orden, o una constante que solo ahora era evidente. Cuando las sombras comenzaron a alargarse tomándose el lugar, los puntitos se detuvieron y luego se encendieron poco a poco hasta brillar como pequeños soles. Seguidamente se apagaron fundiéndose con la oscuridad, que para entonces, ya era total.
Se dio cuenta que los puntitos gravitaban unos en torno a otros, se movían sinuosamente, alterando el ritmo cada tanto. Le pareció, luego de un dilatado examen, que había un orden, una especie de progresión de movimientos, como los de una coreografía; claro que, no sabía si se trataba de un proceso que avanzaba del caos al orden, o una constante que solo ahora era evidente. Cuando las sombras comenzaron a alargarse tomándose el lugar, los puntitos se detuvieron y luego se encendieron poco a poco hasta brillar como pequeños soles. Seguidamente se apagaron fundiéndose con la oscuridad, que para entonces, ya era total.
Texto: Marian Alefes Silva
Ayer mismo, mientras hablaba por teléfono con un familiar, presencié através de un espejo este mismo espectáculo que dibujas, junto al tronco de un árbol que era quien recibía el rayo de sol, uno de los últimos del día.
ResponderEliminarUn caos bello y ordenado. Un texto apacible y acariciante, que mezcla color, movimiento, y reflexión.
ResponderEliminarFranCo.
Precioso, sereno y calmo texto, pese al caos ordenado que presentimos. Qué magnífico ocaso he disfrutado al leerte.
ResponderEliminarBesos dorados, Marian.
Buen texto.
ResponderEliminarLo que es la vida. A partir de ese momento captado yo habría escrito un haiku, tú nos lo muestras con preciosismo y detalle.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Enhorabuena, precioso y cercano texto, he podido visualizar la escena y me ha dado mucha paz. ¡Cómo tenemos la facultad de encontrarnos con nosotros mismos un instante!
ResponderEliminarAbrazos.