27 octubre, 2011

Avances tecnológicos


Leocadia cogió su mando a distancia y bajó el volumen de la clase que empezaba a alborotarse. Estaba inmersa en un libro apasionante. Aprovechaba la hora de atención educativa, en la que los alumnos debían hacer sus deberes, para desconectar un poco y dedicarse a la plácida lectura. En un inciso, mientras pensaba una frase que le había llamado la atención, levantó la mirada y observó que solo quedaban 15 minutos y que pronto sonaría la música que anunciaba la clase siguiente en la que tendría que explicar la teoría de las Ideas de Platón. Volvió a coger el mando y apretó el botón de "pausa", quería tener tiempo para conocer el final de la novela y para ello necesitaba media hora más. Se produjo un silencio total y los alumnos quedaron inmóviles mientras el reloj se detenía y ella seguía deleitándose con el inminente desenlace. Unas lágrimas resbalaron por sus mejillas cuando leyó la última línea.
Apretó el "play" y la animación volvió a la clase que siguió con su cháchara habitual. ¡Cómo le había cambiado la vida desde la implantación del microchip en el cerebro de los chicos! Ahora los manejaba a su antojo.
-¡Leocadia, Leocadia, despierta!, que te has quedado dormida y tus alumnos se han escapado por la ventana -le dijo el profesor de guardia-, el director está furioso y
me ha dicho que vayas inmediatamente a su despacho.
Se levanto nerviosa y preocupada, fue al servicio de profesoras y fumó cinco cigarrillos, uno detrás de otro, mientras se metía entre pecho y espalda unos buenos tragos de bourbon de la petaca que llevaba siempre en el bolso. Salió segura de sí misma y dispuesta a encarar relajadamente la entrevista.

Texto: Lucrecia Hoyos Piqueras
Narración: La Voz Silenciosa

10 comentarios:

  1. No sería raro que algún día se llegue a tales excesos. Una visión muy original sobre los avances tecnológicos que cada día están más presente en nuestras vidas. Enhorabuena Lucrecia.

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  2. Muy divertido y transgresor!!

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  3. Anoche me comentaron que el último avance tecnólogico descubierto por los técnicos informáticos para conseguir una plena exactitud a la hora de recoger on line cualquier información. Su nombre es PDA (papel de apuntar)
    El texto provoca una sonrisa y me hace pensar. ¿Dónde están los auténticos avances?

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  4. Yo no lo sé, Armando, desde luego no en los sueños alucinados de la pobre Leocadia.
    Gracias a los tres por vuestros comentarios.

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  5. URGENTE: Por favor, Lucrecia, mándame el modelo de ese mando a distancia. También te agradecería, por si no funciona, que me indiques donde puedo comprar ese bourbon.
    Muy bueno y divertido.

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  6. Muy bueno Lucrecia. El texto me deja un poco de regusto tierno y de pena detrás de la sonrisa que me ha producido el leerlo por lo surrealista del sueño y la situación (incluso no sabría decirte qué es más surrealista, si el sueño o la realidad diaria de Leocadia). Me ha gustado. Enhorabuena.

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  7. Gracias, Marcos y Miguel Ángel. El mando lo están fabricando, calculo que Leocadia ya no lo va a necesitar porque se está quedando sorda de tanto grito. En cuanto al bourbon, le diré que te mande una botella.

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  8. Se perdió el primer comentario que envié ( para un día que una se estira...).

    Pues me parece estupendo que pudiéramos modular el ruido y el tiempo a nuestro antojo, que no las mentes de los demás. Todo en beneficio del mejor uso y aprovechamiento del mismo sin caer en el estrés. Teniendo en cuenta que la dimensión temporal es relativa ¿sería técnicamente imposible el mando a distancia de Lucrecia?.

    Buen relato y sobre todo original y atrevido. Dedicar las energías al respetable debería depender menos del susodicho respetable y más del que les dedica su trabajo.

    Para reflexionar mucho más.
    Un abrazo de Á.

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  9. Gracias, Ángeles. Muy bien lo del respetable, estoy totalmente de acuerdo contigo.

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  10. Quiero dar las gracias y felicitar a esa maravillosa "voz silenciosa". Me ha encantado oír con ella mi relato-

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