Nunca olvidaré las navidades de 1989. Se cumplieron mis deseos. Los reyes (mi madre) nos trajeron el regalo más preciado. A mí me tocó la mano derecha, con la que él golpeaba con fruición mi cogote; Luis recibió la mano izquierda, con la que papá acariciaba a escondidas su sexo; a María la aguardaba su pierna izquierda, pierna que terminaba en el pie que se incrustaba en sus costillas si papi no recibía la respuesta adecuada, y Lucía, la más pequeña,sonrío al desenvolver el pie derecho con el que él borraba su sonrisa de bobalicona. Pero el mejor regalo le correspondió a mi mamá. Sí, es lo que pensáis, sí, le tocó su cabeza.Aquella cabeza con ojos de mirada terrible, con aquella boca de insultos sin fin, de mordiscos, de lengua áspera que limaba su piel hasta hacerla sangrar. D! esde ese día fuimos,por fin,una familia feliz. El día 6 de enero completamos el cuerpo en su sillón preferido. Y desde entonces, cada festividad, lo sacamos como al resto de los adornos que decoran la tranquilidad de nuestra casa. Y,aunque ha menguado y ya no es el mismo, es el preferido por todos.
Texto: Ana Crespo Tudela
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Os habéis tomado lo de la Navidades alternativas al pie de la letra.
ResponderEliminar¡Qué fuerte!
Uff, qué regalitos!! Me gustó leerlo aunque a veces duela mucho.
ResponderEliminarSaludos
Dios Ana, esto empieza a dar un poco de miedo. Esto deja de ser una Esfera para convertirse en un corazón sanguinolento.
ResponderEliminar¿Donde está la dirección? ¿se ha pasado al lado oscuro? hay que poner orden que esto se ha convertido en un guateque de zombis.
Un abrazo
Las normas son las normas, querido Xavier, y Ana las ha cumplido a rajatabla con este espeluznante relato, a medio camino entre la Dulce Neus y sus hijos y la madre de Norman Bates, balanceándose en su mecedora.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
¡Uf! Un decorado navideño de cómic underground. Me encantó.
ResponderEliminarBesos
Ana, este relato ya te lo había leído. Es de género negro negro. El reparto de miembros con la descripción de la maldad, me gusta. Y el nacimiento montaje anual en recuerdo, tiñe de negro aún más el texto. Felicidades
ResponderEliminarFuerte pero muy apropiado para el tema. Me ha gustado.
ResponderEliminarNavidades rojas, no cabe duda. Qué sangriento y qué tierno a la vez. A través de los ojos de un niño hasta lo más terrible tiene su encanto. Un saludo.
ResponderEliminarUffff Ana, los pelos como escarpias.
ResponderEliminarMuy negro, pero que muy negro y bueno.
Besos desde el aire
Muy macabro tu relato. Pero tiene algo de humor negro (a pesar de la mucha sangre)que me gusta.
ResponderEliminarSaludos
Con humor negro cuenta que a cada uno le toca lo que más esperaba. Y la guinda es este adorno ritual de las ulteriores navidades...
ResponderEliminarComo a Ana J me recordó a la dulce Neus, aunque esta se limitara a una eliminación menos teatral y más natural.
ResponderEliminarNunca me gusto el cine de terror con sangre y descuartizamiento , pero chapeau al arte de quien en este relato ha sabido plasmar con palabras el rechazo al maltrato, la sensación desagradable tanto física como sicológica ( bilateralmente) y por supuesto la anti Navidad y la antifamilia ( unida sí , pero en un objetivo común poco loable ) a no ser que se tratara de la Familia Monster.
Me ha dado miedo. Como literatura de género espléndida.
Saludos. Á.
Negro, negrisimo, este micro. Pero que mejor regalo de Navidad que este individuo bien repartido...
ResponderEliminarBesitos
Un micro salvaje y con cuerpo mutilado en pequeños regalos que hacen feliz a la familia ¿adams?.
ResponderEliminar¡Madre mía!, esta noche no duermo ....
Un beso.
Un regalo bien merecido para él!!
ResponderEliminarSuper tétrico!!