Se pasó toda la semana comprando hortalizas, frutas de temporada, verduras y frutos secos. Los fue guardando en la despensa. No quería que le faltara de nada. Dejó para el último día ir a la chocolatería “La Gran tableta” todos eran golosos y por qué no iba ella a endulzar la noche.
-¿Mamá qué llevamos?
- Nada, nada. Lo tengo todo preparado.
- Suegra, he pensado en llevar pato. ¿Qué te parece?
- No, querida, no pienses… Ya está todo pensado.
Así, cada día llamaban y proponían distintos menús que ella deshacía en el mismo momento. Todos se iban conformando –sus ocupaciones les tenían muy atareados- de la misma manera que siempre. Ya tenía un plan, como todos los años, este sería algo sorprendente pero sería su plan, su cena, en su mesa, en su casa.
-Mamá, yo llevaré flores. Le dijo el pequeño que estaba fuera.
Cuando llegó la Nochebuena todo estuvo preparado: la gran mesa adornada con ramos de hojas y flores verdes. Las copas llenas de agua. Los frutos secos en los platillos de aperitivo. Fuentes con ensaladas variadas, donde
destacan los tomates rojos sobre el verde variado de las lechugas. Platos con verduras cocidas, rehogadas, croquetas de tonos verdosos y, en medio un gran frutero lleno de ricas piezas que resplandecían por su colorido atractivo.
Sonó un gran, oh,oh,ohhh… a modo de villancicos. Los ojos destellaban miradas doradas de exclamación. No hacían falta las velas, ni el árbol. Ya había suficiente verde; la mesa brillaba como una esmeralda.
Violeta se sentó enfrente de su marido y todos alrededor, ocuparon su sitio. El silencio era tan expectante como las viandas. De fondo, una música suave que traía y llevaba sones de jazz con aromas sugestivos. El televisor apagado.
-Podemos empezar. Dijo Violeta con voz firme y mirada pícara.
Ante la interrogante cara de los comensales, le hizo un gesto a Gerardo su marido y volvió a tomar la palabra:
-Estas serán unas Navidades verdes…Aquí nunca nieva.
Arrancando una gran sonrisa todos alzaron el fino cristal, comieron y hablaron hasta altas horas de la madrugada –algo que no hacían durante mucho tiempo- fue entonces cuando sacó una gran bandeja de chocolates “La Gran Tableta” para endulzar aquella noche que, sería como cada año, distinta.
La cena verde fue un éxito: Violeta y Gerardo todavía siguen desternillándose.
Texto: Carmen Martínez Marín
Más relatos de Navidad aquí
Estupendo, Carmen, una propuesta distinta a las grandes comilonas a base de marisco, pescados y carnes, a esos atracones impropios de la noche.
ResponderEliminarUna mese llena de verde es, además, muy consecuente con esta tierra nuestra donde nunca nieva.
Besicos.
Fantástico plan que todos los trabajadores de las urgencias hospitalarias del Hemifesrio norte y parte del sur agradecerán.
ResponderEliminarEsta Navidad si que me apetece y sin televisión. Maravilloso. Casi casi la navidad.
Una Navidad verde, en paz y sin muertos, ya se estaba echando de menos.Buen texto.
ResponderEliminarMuchas gracias, queda muy bien "Aquí nunca nieva" en el espacio de La Esfera...
ResponderEliminarAhora mismo os enlazo con mi blog para que vengan a leer los amigos de mi ventana.
Gracias, Isabel, Amando y Marcos por la rapìdez en los comentarios.
Entrañable,me gustan tus relatos cortos.
ResponderEliminarUn abrazote
Carmen, la Navidad debería ser eso, una reunión familiar, nada mas. No un ejercicio ostentoso de aparentar lo que no se es. Una gran comilona no une a una familia.
ResponderEliminarMe gustó esta sorpresa de Nochebuena.
Bessets.
Buen, agradable y ameno relato.
ResponderEliminarQue me gusta mucho y no tiene nada que ver que hayamos coincidido en algunas cosas del spot, que publiqué ayer. En mi Ciudad nunca nieva.
La Cena la preparé y la sobremesa.
Con cosas diferente a otros años.
Aunque creí, que no iba a terminar tan bien como la que acabo de leer, luego resultó un éxito, con la sorpresa, que se puede dar una entre un millón.
Saludos, manolo
marinosinbarco.blogspot.com
Carmen tu relato me gusta pero la cena no. Prefiero comer de lo que tiene madre: solomillo de Buey, paletilla de cabrito, merluza, lubina, langosta...
ResponderEliminarEn cuanto al agua qué te voy a decir: el agua para los sustos.
Has dado otra vez con el tono y el ritmo adecuado para estos relatos cortos. Relatos tan aparentemente sencillos y sin embargo tan difíciles de escribir.
Felicidades otra vez, a ti y a los señores de La Esfera.
Besicos.
Qué bueno Carmen me dan ganas de apuntarme la receta, jeje.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Una cena verde y alternativa, muy bien narrada. Aunquer un poco de cava no le hubieran ido mal a las verduras.
ResponderEliminarLo mejor: la charla y el amor con el que la protagonista lo preapara todo. Dan ganas de irse a esta casa a celebrar la Navidad.
Maricarmen, que no paras de publicar y colaborar y yo que me alegro.
Besicos,
No está mal: una cena depurativa en lugar de los menús grasientos y excesivos que parecen obligatorios en estas fiestas.
ResponderEliminarBuena idea!
Muy saludable es la cena, pero creo que le falta un pelín de alegría. Si por lo menos hubiera vino... aunque fuera un vino "verde" portugués. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
Una Navidad repleta de verde (esperanza).
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy buena idea, pero a mi me lo adornas con gambas, jejeje
ResponderEliminarUn abrazo!
Verde que te quiero verde, que decía García Lorca...
ResponderEliminarEnhorabuena por este nuevo éxito, amiga. El relato breve es lo tuyo.
Un besico
Me apunto el menú, aquí tampoco nieva nunca...bueno, en el Teide sí!!!
ResponderEliminarBesos y aplausos.
Y a la mañana siguiente agradecerás dicho menú. Me apunto¡¡¡
ResponderEliminarGracias muchas, gracias a todos:
ResponderEliminarISABEL
AMANDO CARABIAS MARÍA
MARCOS ALONSO
MURCI
NICOLÁS JARQUE
MANOLO
THORNTON
ROSA
TESA
ANA J.
CAYETANO
KETY
JUANLU
ROSA CÁCERES
VIRGI
7 PLUMAS
Me he asomado para ver qué deciáis y veo que os gustan a la mayoría esa "Cena Verde"....Estoy dispuesta a preparar unas ensaladicas murcianas, una fuente de naranjas de la huerta...y un pocoquico de cava para brindar con todos vosotros
Gracias, gracias, muchas gracias
BESICOS
No me gustan las celebraciones navideñas, pero a esta que has organizado, literaria y verde, sí me apunto.
ResponderEliminarLa tele apagada... así debe ser. No sólo en nochebuena jeje :)
Un abrazo
· Y aunque nieve,me encantaría estar sentado en esa mesa, con el cava que dice Tesa, y Tesa también (tú de anfitriona) recuperando una Navidad con otro sentido.
Es un relato tierno, en el que se transluce todo lo que se echa en falta.
· Besicos salados
CR & LMA
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Que grande eres maricarmen ¡todo el mundo a dieta! aunque tenías que haber puesto un vino de Murcia, que también es parte de la huerta, por eso que dicen que brindar con agua da mala suerte. A mi me encanta la Navidad, aunque sea con verdura.
ResponderEliminar¡Muchos besos!
¡Muy original! Una idea estupenda muy bien presentada, como esa mesa tan espléndida que describes. ¡Besos!
ResponderEliminarRosa
Una cena muy de la huerta murciana. Y te vamos a decir una cosa: hoy día tiene más mérito y valor encontrar verduras con sabor a verduras que ningún pavo al horno.
ResponderEliminarGracias, muchas gracias a:
ResponderEliminarXIMO
ÑOCO
ANTONIO MISAS
ROSA
LA FUENSANTA Y EL ANTÓN
Vosotros también estáis invitados a la "Mesa Verde" será un placer teneros a mi lado.
BESICOS
En la variedad está el gusto.
ResponderEliminarVerde que te quiero verde....Igual nos iría mejor....
Jajaja indudablemente una cena alternativa.
ResponderEliminarEsa cena de nochebuena que describes tan ágilmente, adornada de un color verde que a menudo despreciamos para estos acontecimientos, deja entrever que esta cena diferente, es factible en todos los hogares y puede potenciar la buena armonía alejándonos de lo opulento y lo más caro.
ResponderEliminar¡Viva la lechuga!.
Muy bien narrado Carmen.
Un abrazo des-
demispalabrasylasvuestras.
Gracias, muchas gracias
ResponderEliminarLENITA
INMA VINUESA
LAURA
Y muchos besicos
Pues sí, la cena de ese año fue diferente. Como a los personajes me he quedado con ganas de comer, pero claro, bien pensado hoy en día ya se come todos los días. Aquellas cenas deben pasar poco a poco a la memoria. Y la tarta lo arregla todo. La prosa es muy limpia y sugestiva.
ResponderEliminarHoy que ya es mañana me he dado una vuelta por La otra navidad y te doy las gracias Ximens por tu amable crítica.
ResponderEliminarBesicos