Odio la Navidad.
Confieso que, en cuanto empieza diciembre, me pongo nervioso.
Veo las luces apagadas aún de un lado a otro de las calles y las siento como una amenaza. Descubro árboles cubiertos de bolas de todos los colores o belenes de cualquier tamaño y las manos empiezan a sudarme. Siento náuseas tanto con los villancicos como con el turrón. No puedo ni tan siquiera pensar en una comida con los compañeros de trabajo o en una cena en familia. Los décimos de Lotería, los niños y los bombos, las sonrisas y las botellas de champán me producen sarpullido. Las tiendas abiertas a todas horas y la gente moviéndose entre ellas como zombis me son repugnantes. Los niños y su cara de tontos me confirman que el ser humano no tiene futuro alguno. En cuanto a…
Afortunadamente, cuando llega el 25 de diciembre y estoy al borde de colapsarme, busco en el fondo del armario mi traje de Papá Noel, confirmo que las manchas de sangre del año anterior son prácticamente indetectables y salgo.
Pasada esa fecha suelo estar más calmado y ya puedo empezar a pensar en lo que quiero pedir a los Reyes Magos.
Texto: Luisa Hurtado González
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Negro y rojo y ajustado a la propuesta de la Esfera. Breve e intenso. Me gustó mucho. Saludos
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarFantástico, Luisa. Se nota la experta en micros.
ResponderEliminarCreo que lo mejor será aprovechar alguna nave espacial y largarse de aquí, porque esto de las navidades se está poniendo complicadísimo. Cualquiera se acerca a Papa Noel.
Qué miedo da el "rojo sobre rojo" de este Papá Noel que odia la Navidad.
ResponderEliminarEstupendo micro, Luisa.
Abrazos.
Un Papá Nöel muy sangriento y muy ajustado a esa otra navidad que se pedía retratar en este apartado.
ResponderEliminarFelicidades Luisa.
Un gran saludo.
Rojo, rojo. Por lo menos el hombre se desahoga. Me ha encantado, me ha sorprendido, me encanta la Navidaden la Esfera Cultural ¿a vosotros no?. Un beso.
ResponderEliminarGracias a la Esfera y las maravillosas comentaristas, que se han pasado por ambos blogs para dejar unas palabras.
ResponderEliminarUn beso a todos y gracias, nos seguiremos leyendo.
Jeje. La purificación navideña. Cunetas muy bien la situación de soledad del personaje y el odio a las manifestaciones de felicidad. Una sola frase gira toda la historia. Qué difícil se me hará pasar cerca de las bolitas rojas.
ResponderEliminarUyyyyy, Luisa. Confieso que en algún punto coincido con el protagonista, PERO NO CON LAS MANCHAS DE SANGRE, ja jaja.
ResponderEliminarEnhorabuena por la merecida publicación!!!!
Vaya desahogo el de este tipo y después ya está tranquilo para esperar a los reyes...
ResponderEliminarTan negro como divertido.
Besitos
Está muy bien ese camuflaje macabro.
ResponderEliminarBien pensado, Luisa!