14 diciembre, 2011

Treinta y tres caricias


No abriría los ojos.
No. No los abriría.
No quería sentir la fría luz sobre su cama. No permitiría que el reflejo verde la invadiera.
Con los ojos cerrados, veía el mar azul en el paseo de San Telmo. El sol limpiaba la blanca pared de su terraza, mientras el aire fresco de El Puerto acariciaba su piel, con olor a geranio y a canela.
El dolor la hizo volver. Pero no abriría los ojos, no. Había evitado ese lugar durante noventa y seis maravillosos años. No podía verse así, en una cama que no era su cama, en ese aséptico cuarto que no era su casa.
Y fue entonces, entre su ira oscura, cuando la sintió: una caricia en su mano, suave, cálida,  cariñosa. ¿Cuál de ellos sería? Cinco hijos y sus esposos, ya sus hijos también, nueve nietos,que se habían hecho dieciocho, y sus ocho queridísimos biznietos... Abrió los ojos.¿Quién estaba ahí? No veía bien.
—¿Quién eres? —preguntó.
—Somos todos, abuela —oyó, y lo sintió fuerte en su mano—, todos.
La ira había desaparecido. Cerró lentamente los ojos, y una tímida sonrisa venció al miedo y al dolor. Oía el mar en El Puerto y las risas de sus niños bañándose en el espolón del muelle... guardó la caricia en su corazón, mientras sentía que su alma se dividía en treinta y tres partes que volaban para instalarse en los que se quedaban, alojándose en lo mas profundo, donde las lágrimas no pudieran alcanzar.
Texto: Teresa Giráldez
Narración: La Voz Silenciosa

10 comentarios:

  1. Entrañable y emotivo relato. La última fase de la vida, dónde una caricia logra aliviar el miedo a morír... me ha emocionado mucho, recordé los últimos momentos de mi padre y la forma en que me apretaba la mano invadido por el pánico,y como logré calmarle minútos antes de su muerte es muy duro... y en estás fechas és aún más doloroso. Bellisima narración, un abrazo y felices fiestas.

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  2. HERMOSO RELATO. ME BASTARIAN TUS CARICIAS Y TUS OJOS DICIENDOME HASTA LUEGO...

    MAR

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  3. Teresa, hermosísimo. Vuelves a la vejez, como en el texto navideño, esta vez con la ternura, esta vez con un modo de explicar y de hacernos entender lo que pueda ser la eternidad.
    Emocionante.

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  4. Gracias a todos. Mi abuela (en realidad abuela de mi marido, pero abuela mia en mi corazon y se que en el suyo tambien) murio hace un mes. Para y por ella es este relato...Me alegro de que os guste.

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  5. Qué bello es tu relato, el amor que traspira ahora repartido en treinta y tres partes. Hermoso partir con más de noventa y rodeada de todos. Que descanse en paz.

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  6. Qué te voy a decir de este texto que ya no sepas, Teresa. Que es tan dulce y tierno como tu.

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  7. Una maravillosa elegía. Emocionante, emotiva, dulce, llena de ese amor que no se gasta aunque se divida en treinta y tres piezas.
    He vuelto a emocionarme al releerlo y aún más al escucharlo en la voz de José Francisco.
    Un par de abrazos enormes.

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  8. Bravo, Teresa. Si pudiera pedir un deseo para mi último aliento, sería precisamente ese: vivir para siempre en el corazón de mis seres queridos. Hermoso. Felicidades

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  9. Acabo de escucharlo. Espectacular. GRACIAS. Esto si que es un regalo de navidad. Un fuerte abrazo.

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