Simón se estremeció al oír su nombre, que se alargaba en un susurro sonoro y exótico atravesando el jardín dónde jugaba. Sorprendido, su mirada buscó con curiosidad la fuente de aquellas palabras que se repetían, hasta encontrarlo al otro lado de la valla. Era como se lo imaginaba, con aquel vistoso traje largo de vivos colores y un enorme turbante que realzaba aún más su enorme figura. Ya anochecía, pero pudo contemplar la profundidad de sus ojos negros que resplandecían proyectando una mirada que atravesaba hasta llegar al corazón. “Feliz Navidad”, dijo con una tierna sonrisa que casi abrazaba, antes de darle al pequeño niño, boquiabierto e incapaz de reaccionar, una preciosa caja envuelta en un papel brillante de elegantes colores y decorada con una cinta de tela transparente, con brillos dorados y plateados. Su madre enmudeció al ver a su hijo con aquella expresión de inmensa felicidad, sin que tuviera tiempo de preguntarle por el autor de su regalo, mientras el presidente seguía indiferente hablando con aquellos hombres. Melchor pudo escuchar la explosión cuando se alejaba de la Villa ocultándose entre los árboles. “Alá es grande”, dijo mientras cerraba sus ojos negros encendidos por un odio que lo carcomía por dentro.
Texto: Marcos Alonso Más relatos de Navidad aquí
Marcos, antes de acabarlo de leer quise saber quien era el autor de tan bello comienzo, entonces supe que también una oscura sombra de la Navidad nos esperaba, y explotó dejando en el aire el espíritu de las víctimas inocentes. Me ha encantado, además tenía mono ya de leer alguno de tus textos. Un abrazo grande, Dácil
ResponderEliminarDuro, muy duro. Navidad terrorista.
ResponderEliminarLa belleza introduce a la violencia.
Bien escrito.
Mi más cordial enhorabuena, Marcos, por este texto que, como dice Dácil ya se echaba de menos. Tus relatos son especiales, siempre, y uno espera el giro sorprendente, aunque en este caso -pero es culpa mía, no del relato- me ha dolido.
ResponderEliminarEs curioso, a Papa Noel nos lo hemos cargado de múltiples formas, incluso creando una red de asesinos.
Sin embargo los Reyes Magos (ver texto de Sara Lew) se están convirtiendo en crueles asesinos o invasores.
Esto empieza a ser terrorífico.
Repito, enhorabuena.
Has jugado muy bien, con la ilusión que conlleva la tradición de estas fechas y el horror del fanatismo político-religioso.
ResponderEliminar¡Vaya! no me esperaba un rey mago terrorista... estas navidades empiezan a ser muy terrorificas.
ResponderEliminarBesitos
Otro relato negro explosivo. Todo un inicio muy dulce y tierno. El rencor, la intolerancia, los daños colaterales. Un salva patrias y paraísos. Bastante "realista" y triste. Muy bien contado.
ResponderEliminarA mí también me has engañado, Marcos, no esperaba un final tan explosivo, ¡qué duro! Bello y original relato.
ResponderEliminarMarcos como siempre te sales, te sales con la tuya confundiéndonos y sorprendiéndonos. Me apasionan tus sorpresas aunque sean tan duras.
ResponderEliminarDa igual que el terrorista se haga pasar por un Rey Mago, que la muerte la perpetre en Navidad: lo terrible de este relato es la frialdad del que mata, el engaño con que abusa de la confianza, el desprecio por la vida ajena de cualquiera que arranque la vida a otro.
ResponderEliminarMe has dejado hecha polvo, Marcos, es demasiado duro.
Pero me ha encantado como relato y la forma en que está escrito.
Un abrazo enorme
Estimado Marcos, un regalo muy explosivo nos traes a esta Esfera.
ResponderEliminarTodo un alarde de síntesis. Tiempos muy bien marcados. presentación personaje y escenario y conflicto y desenlace todo en uno.
Muy bien.