Mi madre está poseída por un espíritu, el de la Navidad. Yo sé que no está loca, es el espíritu que se le ha metido dentro. Él la obliga a hacer cosas que son de diciembre.
En esta casa vivimos una navidad perpetua, gritó mi padre. Perpetua quiere decir para siempre. Y no exageraba. Él se ha ido. Y también es perpetuo. Tenemos un árbol con adornos, que vamos podando para que quepa en el salón. Cantamos villancicos antiguos y cada día comemos turrón y mantecados. Antes mamá se empeñaba en que fuera con mis hermanos a pedir el aguinaldo, pero la gente ya se reía al llegar la primavera. Ahora ya no lo hacemos. Estamos en navidad siempre, pero con la puerta cerrada, nadie lo sabe. O casi nadie, porque hay días que vamos con ella y desea felices fiestas a todo el mundo. Aunque estemos en la playa. Y la gente nos mira. Mi madre no se da cuenta porque está poseída. Por lo visto, si estás poseída no te das cuenta si te miran mucho y hablan bajito de ti. La asistenta social la quiere llevar a una curandera para que le saque el espíritu de dentro, pero a mí me da mucha penita que la dejen sin ilusión. Y a nosotros, sin sus villancicos.! Si lo pienso, me da por llorar. No sé, a lo mejor es que el espíritu ya me ha poseído a mí también.
En esta casa vivimos una navidad perpetua, gritó mi padre. Perpetua quiere decir para siempre. Y no exageraba. Él se ha ido. Y también es perpetuo. Tenemos un árbol con adornos, que vamos podando para que quepa en el salón. Cantamos villancicos antiguos y cada día comemos turrón y mantecados. Antes mamá se empeñaba en que fuera con mis hermanos a pedir el aguinaldo, pero la gente ya se reía al llegar la primavera. Ahora ya no lo hacemos. Estamos en navidad siempre, pero con la puerta cerrada, nadie lo sabe. O casi nadie, porque hay días que vamos con ella y desea felices fiestas a todo el mundo. Aunque estemos en la playa. Y la gente nos mira. Mi madre no se da cuenta porque está poseída. Por lo visto, si estás poseída no te das cuenta si te miran mucho y hablan bajito de ti. La asistenta social la quiere llevar a una curandera para que le saque el espíritu de dentro, pero a mí me da mucha penita que la dejen sin ilusión. Y a nosotros, sin sus villancicos.! Si lo pienso, me da por llorar. No sé, a lo mejor es que el espíritu ya me ha poseído a mí también.
Buena idea; ya que tenemos las luces navideñas desde finales de noviembre ¿porqué no podar el árbol del salón?
ResponderEliminarAl revés el pastelero de mi barrio se negaba a hacer una bûche (bizcocho en forma de leño)después de diciembre, aunque lo quisiera una niña para su cumpleaños.
Cuando hables del espíritu navideño, el verdadero que nos empuja para ser amable con la gente ... ¡ojalá nos posea a todos el año entero!
Lo mismo es importante dejar que, al menos, nos posea a todos la sombra del espíritu de la Navidad. No sé, digo.
ResponderEliminarDon Flores, ¡maldito espíritu navideño! que se carga la normalidad de una casa y de una familia.
ResponderEliminarMe ha gustado ese acercamiento del relato a la locura y a la realidad extrema, es difícil de discernir donde se está.
Ten cuidado que no te vaya atrapar el espíritu a ti también.
Me gustó. Suerte para el concurso.
Un abrazo.
La Navidad es insoportable. Se cuela por todas partes y si te descuidas te saquea. Ironía para sobrellevarlo.
ResponderEliminarUn saludo
Ufff pobres!!! Ya es bastante duro soportar La Navidad como para alargarla para siempre...
ResponderEliminarMe ha gustado esta locura navideña.
Besos desde el aire
Yo no sé si preferiría que me poseyera un espíritu demoníaco de esos que vienen con cura y exorcismo incorporado, o un espíritu navideño de paz y amor a los hombres de buena voluntad. Me ha gustado mucho este micro, con esa madre loca y feliz en su locura. Un saludo.
ResponderEliminarMiguel Ángel. Creo que deberías plantearte muy en serio relacionar todas las historias que tienes de ese patio de vecinos tan auténtico. Da para novela. Se que en ningún sitio dices que esta familia viva en ese mismo edificio... pero creo que es porque viven en el terrado, mitad en la tierra mitad en el cielo, con la estrella encolada luciendo perpetua.
ResponderEliminarUn abrazo. Estupendo de nuevo.
Yo creo que sería una pesadilla oír todo el año villancicos :-) Genial, Miguel Ángel.
ResponderEliminarBesos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTu cuento se parece mucho a la realidad de vivir con un enfermo de Alzeimer, triste pero entrañable.
ResponderEliminarMe gusta mucho este espiritu navideño y la imagen de esa madre poseída por él. Aunque lo encuentro duro... ¡todo el año!
ResponderEliminarMe gustó.
Besitos
Gracias a todos por vuestros comentarios. Realmente cuando a uno le posee un espíritu, sea el que sea, uno es feliz sin más. Lo digo por experiencia. La cosa se echa a perder cuando te dan pastillas.
ResponderEliminarGracias a La Esfera Cultural, a la que es la primera vez que envío un relato, y no será la última.
Abrazos.
Me ha gustado y tienes razón en tu comentario cuando uno esta "poseido por algo es feliz sin más". Enhorabuena.
ResponderEliminaruf, qué original, qué tierno, qué... tuyo!
ResponderEliminarun beso
deo
Me ha gustado, Miguel, es un relato tipo cruce extraño en el que el narrado termina como el personaje. Es cómico y triste, pero de gran ternura por parte del hijo. Ese arból que hay que podar y los villancicos en primavera. No deja de ser un grito de ¡basta ya! al falso espíritu navideño actual y una demanda de que el auténtico espíritu de paz y amistad se mantenga todo el año, no solo unos falsos días. Buen trabajo.
ResponderEliminarClaro, Yolanda, y si nos dejáramos poseer más a menudo...
ResponderEliminarDeo, TQM, que dicen los adolescentes.
Ximens, has dado en el clavo. Me gustan tus comentarios, los que me haces a mí, y a todo el mundo.
Puestos a estar poseídos, mejor por el espíritu de la Navidad que por las mierdas que suelen poseernos.
ResponderEliminarLo triste es que bajo este texto subyace el drama de la demencia, o así me lo parece.
Me ha gustado.
Yo creo que sería una pesadilla vivir poseída por un espíritu así.
ResponderEliminarCierto es, Ana J.
ResponderEliminarHay veces, Inma, que es mejor estar poseído por un espiritu, al menos estás poseído y eso se agradece...
Saludos a ambas.