Cada año, antes de Navidad, subimos al desván para desempolvar y colocar por toda la casa aquellos objetos que sólo por estas fechas son útiles: el viejo árbol, que va perdiendo ramas año a año; las bolas decorativas que han perdido su color; las guirnaldas que podrían pasar por sogas; el arcaico tocadiscos que sólo funciona con los villancicos de Raphael; el belén roído por el paso del tiempo y la antigua mecedora que ya no se balancea. Seguimos así la tradición, que por mandato testamental, nos enseñó el abuelo. A él también lo colocamos, al pobre este año le falta un brazo.
A esto se le llama mantener la tradición, sí señor.
ResponderEliminarMe sorprendió y me sacó una sonrisa. Mira, si era lo que él quería para qué discutir, no os cuesta nada. Me gustaría, eso sí, saber donde le ponéis para que sin estorbar esté en el centro de la fiesta familiar no sea que se vaya a perder algún detalle.
ResponderEliminarCueste lo que cueste, falte lo que falte, la tradición es la tradición.
ResponderEliminarViva el humor negro, Nicolás.
Me encantó.
¡Qué bueno! Trato de imaginar la escena y ...
ResponderEliminarAbrazos, Nicolás.
Buenísimo Nicolás, no sabía por donde ibas a salir, y lo que me he reído al final. Últimamente siempre me arrancas unas sonrisa. Un saludo.
ResponderEliminarJa, ja! Toda la parafernalia, incluido el abuelo.
ResponderEliminarCon dosis de buen humor la Navidad es más llevadera.
Un abrazo
Negro, muy negro y muy divertido, Nicolás.
ResponderEliminarEl año que viene ya veremos que más le falta al abuelo.
Besitos
No será porque no nos viniera anticipando. Al leer este relato bajo la consigna del certamen ya nos tiene preavisados. Es un buen relato negro con tinte y giro final humorístico. Me ha recordado al trabajo que teníamos de pequeño de reparar las figuritas mutiladas enel crudo invierno en la troje. Buen trabajo, Nicolás.
ResponderEliminarJó Nicolás, iba mascando la tragedia según leía, y ¡zas!, el tercer micro que leo en la tarde : tocando el tema ¡abuelitos!. Muy bueno, pero a mí me gustaría más si lo ....hubiesen momificado al más puro estilo egipcio, ja,ja.
ResponderEliminarUn besote.
El abuelo será una figura del nacimiento, eso creo...
ResponderEliminarMe gusta tu forma de narrar.
Besicos.
Jajajaja, que bueno Nicolás!!!
ResponderEliminarTe agradezco mucho las risas que me haces pasar. Un final inesperado.
Besos desde el aire
Podrían ponerle el brazo incorrupto de Santa Teresa...
ResponderEliminarCurioso testamento, sorprendente texto!
Si parece que solo nos acordamos de los abuelos en fechas señaladas y además para que funcionen como muebles. Qué triste! nunca nos acordamos que todos llegaremos a ser viejos.
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