08 febrero, 2012
Cuando la noche se quedó sin Luna
Llueve con fuerza, es medianoche, y está oscuro. Mi auto se detiene, probablemente le falte combustible.
Con fascinación, observo, como mi busto ha crecido enormemente y se desborda por falta de espacio. -Me gustan: son preciosos, juntitos y bien formateados, pensé-.
Estaba realmente exultante, deseosa, frívola. Por mis venas corría la sangre silbante, como un torrente salvaje y sin freno.
Un silencio había irrumpido; pero al instante, se escucha: Dancing in the dark, de Chet Baker.- No sé que pasa,
dudo que sea mi mundo, quizás no es real, -me pregunto.
Decido salir al asfalto, una gélida brisa envuelve mi cuerpo. Alguien muerde con ahínco mi cuello desnudo. Por unos momentos pierdo la consciencia y cuando despierto, me encuentro de costado, en la parte trasera de mi coche. Ahora, además de mis voluptuosos pechos, poseo unos enormes colmillos blancos y relucientes. Desde entonces duermo de día, y despierto en la noche, llena de vitalidad.
Texto: María Estévez
Narración: La Voz Silenciosa
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Fantástico,nunca mejor dicho^^
ResponderEliminarEn estos días será mejor no salir de noche, por si acaso... Y no lo digo por la nieve, el frío o el hielo.
ResponderEliminarGracias a los dos por sus comentarios,
ResponderEliminarAbrazos
Ahora comprendo el significado de la palabra "vampiresa".
ResponderEliminarLe auguro una buena caza a este personaje que acaba de nacer.
Gracias , Ana ,por comentar
ResponderEliminarUn abrazo
Muy bueno, mejor quedarse en casa, por si acaso, saludos.
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