07 mayo, 2012

Eterno aroma

 




Mientras la viuda abre las ventanas de par en par y llena la casa de ambientadores en un desesperado intento por eliminar aquel desagradable olor a pies tan característico de su difunto marido, éste, recostado en el sofá del salón, disfruta de su invisibilidad.

Texto: Raúl Garcés Redondo

Narración: La Voz Silenciosa

3 comentarios:

  1. ¡No! Ja, ja, ja. Excelente final (para el lector, no para la viuda).

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  2. Cuando despertó (la viuda) él permanecía en el sofá. Imaginativo y sorprendente.
    Besos, Raúl

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