19 agosto, 2012

Envidias y tesoros



Estoy muy ilusionada con mi nuevo apartamento. Llevo un par de semanas en él y apenas me he cruzado con un par de vecinos. No obstante, estoy alerta al ruido del ascensor y a los movimientos en la escalera para salir a toda prisa con mi carrito, cuando no hay nadie. No es que yo sea una persona poco sociable, entiéndanme, pero soy precavida y no quiero estrechar vínculos para que no me pase lo de otras veces. El piso de momento está muy soso, resulta poco acogedor tan vacío, por eso estoy tan ocupada y salgo muy pronto en busca de mis tesoros, como es verano no hay apenas tráfico ni gente por las calles, aunque hay un inconveniente: hay menos material; hoy he tenido suerte y he encontrado una pamela azul casi nueva, y un perchero al que le falta una pata. También he hallado un bote de bronceador y un flotador con olor a mar. El flotador lo he puesto en el salón al lado del perchero y, como le falta una pata, he puesto debajo un balde que encontré el otro día para que no se caiga. La pamela la utilizo para salir en busca de mis hallazgos, el sol de agosto puede ser muy dañino. Hay un pequeño escollo en mi felicidad, el cerrajero se ha ido de vacaciones y no ha venido a colocar los cerrojos, temo que la envidia les empuje a violar mi morada como hicieron la última vez. Ese recuerdo me llena de angustia. Hasta hicieron venir a la policía engañándoles con embustes, y no quieran saber el tormento que pasé después…, me despojaron de mis posesiones, me dejaron sin nada. La envidia es muy mala ¿saben?, la esconden detrás de una expresión de asco y misericordia, pero a mí no me engañan.
Texto: Yolanda Nava Miguélez
Narración: La Voz Silenciosa
Más Historias de portería aquí.

12 comentarios:

  1. Me gusta. Como lector voy sintiendo extrañeza de esa inquilina que siento un poco rara. No quieren que le vean, los objetos que recoge, la pamela para esconder el rostro. Y ese final que sin decirlo claramente, pues está contado por ella, identifica a la ocupa. Un buen trabajo, en mi opinión.

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  2. Ternura, ironía y actualidad.
    Yolanda, un micro, que desde la mirada de una ocupa, distorsiona la realidad; aunque, tal vez, su realidad sea otra...: la que cuenta.
    Gran estudio de los estados de ánimo de la protagonista.

    Me gusta leerte.
    "La envidia es muy mala ¿saben?, la esconden detrás de una expresión de asco y misericordia, pero a mí no me engañan." Que final tan profundo, tan esclarecedor de la psicología del personaje. Muy bueno (definir con los hechos).

    Un besoooo, Yolanda.

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  3. Una diógenes en toda regla, muy bien conectado con la envidia, en eso no anda tan descaminada la nueva inquilina.

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  4. La protagonista es en realidad, una persona que padece el síndrome de diógenes.

    Gracias por vuestros comentarios.

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  5. Este es un relato muy bueno, Yolanda, que -créeme- no requería aclaración por tu parte.

    Fantástica la construcción de esa protagonista con Diógenes que -como apunta Ximens- genera extrañeza y ternura al transitar el relato.

    Gran trabajo. Un abrazo,

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  6. Gracias Pedro, por tu tiempo y tu generoso comentario.

    Un abrazo.

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  7. Me ha gustado esta Diógenes orgullosa de serlo. Mucho.

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  8. Me gusta el personaje y la ambientación de la escena en la que realiza su soliloquio personal.

    Su síndrome es fatal para una vida en comunidad, y lo terminas con una frase que ya ha resaltado Petra y que me ha parecida soberbia.

    Besos Yolanda. Buen trabajo.

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  9. ¡Gracias laura!

    Un fuerte abrazo y gracias por pasarte y comentar.

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  10. Bravo, Yolanda. Me ha gustado mucho cómo has tratado el tema del "síndrome de Diógenes". Enhorabuena y suerte.

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