19 octubre, 2012

Vivencias

Llegas al punto en el que, desde el cuarto de baño, le pides a tu novio que te traiga un salvaslip. Ya, la confianza, os hace reíos de las ventosidades o usar la ropa interior del otro, cuando os ducháis en su casa y no llevais muda limpia. Habéis recorrido tantos kilómetros juntos que la carretera sabe cuando os agarráis la mano en la palanca de cambios o que la derrota tuerce los cuerpos y los acerca a la ventanilla. También sabe del acelerar de las discusiones.

Sin embargo esa suma que se une a conversaciones y más vueltas de reloj: a veces no son suficientes.


Microrrelato, audio y foto: Saray Pavón

6 comentarios:

  1. Es una situación, la que comentas, que no sabes si suma o resta.
    Creo que resta en la juventud. Y creo que suma en la madurez.

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  2. Estoy con FranCo. Pero me temo que eso lo sabemos porque voy sumando años. Quiero decir que probablemente solo se sepa mirando por el retrovisor.
    Es necesaria la magia para según qué cosas, como la de esa frase que me parece un verso que se te ha colado, como no podía ser menos en un texto de amor:
    "la carretera sabe cuándo os agarráis la mano en la palanca de cambios"

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  3. Magnífico paralelismo entre una relación y un viaje en coche. Al fin y al cabo, las relaciones son viajes, la vida es un viaje.
    Escucharlo en tu voz, Saray, con tus pausas y énfasis, consigue un efecto adicional de realismo.
    Pura realidad.

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  4. FranCo Supongo que depende de la balanza de las otras muchas vivencias más que de la juventud o madurez, pero sí es cierto que conforme pasa el tiempo cambia en muchas cosas nuestra perspectiva de las cosas o cuando, como dice Amando, nos paramos a mirar por el retrovisor.

    Y sí Amando pensando en algunas personas es imposible que no se cuelen latidos en los versos.

    Ana J. Tú lo has dicho, "al fin y al cabo, las relaciones son viajes". :) Me alegra que te haya gustado.

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  5. Las vueltas del reloj sin conversaciones nunca suman, siempre restan, sin conversación no hay relación, da igual los años que dure: mejor hablar.
    Estupendo, Saray

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  6. Vivencias, más allá de las pequeñas cosas y de los kilómetros recorridos y de las manos en la palanca de cambio. Vivencias sumando vueltas de reloj que a veces no son suficientes y a veces si lo son.

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