14 enero, 2014

"La verdad sobre el caso Harry Quebert" de Joël Dicker

Título: 
La verdad sobre
el caso Harry Quebert
Autor: Joël Dicker
Editorial: Alfaguara
Este libro ha sido uno de los fenómenos editoriales del año, hasta el punto de ser elegido la mejor novela policiaca del 2013. No comparto esta opinión aunque reconozco que es un libro que te atrapa desde el primer momento.

En la contraportada comparan al autor con Stieg Larsonn, Nabokov y Philip Roth. Tal como sucedía en El hombre que no amaba a las mujeres, tenemos una chica desaparecida hace muchos años sin dejar rastro. Una quinceañera muy desarrollada para su edad y que mantiene un idilio con un hombre mayor nos hace pensar en Lolita. En cuanto a Roth, Harry Quebert tiene algo de los personajes de este: profesor universitario, vive solo y no se relaciona demasado con sus vecinos.

No aluden a cierto regusto televisivo que desprende el libro; un cruce entre October Road y las películas de sobremesa dominical (Protagonista regresa, después de más o menos años, al pueblo en el que ha vivido o como este caso, ha pasado largas temporadas. El protagonista atraviesa una crisis: sentimental, económica o laboral. Se reencuentra con viejo amigo. Bien el protagonista o su amigo es acusado de algún crimen por lo que nuestro protagonista tendrá que esclarecer el asunto para saber que ha pasado realmente. Suele contar con
la colaboración de algún policía o detective local, con quien termina forjando una amistad o en pareja)

La novela, al modo de las muñecas rusas, contiene en su interior otras novelas: la que Marcus está intentando escribir, la que le dio fama a Harry… Pero sobre todo hay dos novelas,o quizás sea más correcto llamarlas historias, que Joël Dicker va entrelazando a lo largo de la obra.

Menciono en primer lugar la policial porque es sobre ella sobre la que incide la crítica y la campaña de marketing de la editorial. No diré que es previsible pero sí adivinable. No me resultó difícil anticipar algunas de los giros de tuerca finales que el autor nos ofrece.

Me gustó mucho más la otra historia, la metaliteraria; en ella, Dicker nos adentra en el proceso de escritura de una novela y, lo que resulta tremendamente interesante, de su edición. Por momentos, además de considerar a Marcus como una especie de alter ego del autor, me preguntaba si esta novela no es la forma elegida por el autor para reírse un poco de si mismo y del mundo, cada vez más mercantilizado, editorial

(…) Tú eres un escritor, digamos… moderno. Gustas porque eres joven y dinámico… Y estás de moda. Eres un escritor de moda. Eso es. La gente no espera que ganes el Premio Pulitzer, les gustan tus libros porque estás en boga, porque les entretienen, y eso también está muy bien.

Esa madre que no toma en serio a su hijo y lo único que quiere es verlo casado ; los saltos temporales o utilizar un “pie” que abre cada capítulo son elementos ya utilizados -Aquí se trata de los 31 consejos que Harry le dio a Marcus sobre cómo escribir una novela- ya los hemos visto en otras obras o autores. Si es original en la forma de enunciarlos, en una especie de cuenta atrás.

Utilizando un símil gastronómico podemos decir que Dicker ha cogido de la despensa ingredientes habituales pero ha sabido cocinarlos sin que resulten tediosos o manidos. Ha sabido darles su toque personal.

En definitiva, y parafraseando al editor de Marcus, creo que Joël Dicker es un escritor de moda y La verdad sobre el caso Harry Quebert gusta porque nos entretiene, y eso también está muy bien.

Crítica: Lammenor


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