24 enero, 2015

Ambidiestro

Con la mano derecha me excitaba leyendo los mensajes insólitos, casi ilegibles, arrugados, sucios, incluso perversos, escritos con una pasión que se me antojaba atractivamente insana. Todos los días, al amanecer, disimulaba mi paseo por la orilla, atraído como un imán hacía la botella que esperaba varada entre los juncos, que nunca faltaba.
Con la mano izquierda torpemente expresaba los sueños seductores, cálidos, dulces, de un sincero enamorado. Todos los ocasos, apresuraba mis pasos, con entusiasmo hacía los juncos a los que confiaba mi esperanza.


Texto: Ignacio Alvarez Ilzarbe

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