Camina torciendo un pie hacia dentro, el derecho; lleva botas de tacón alto y minifalda gris. Se cruza en su camino sin avisar y quiere desaparecer de la misma manera, pero él cree que no es justo, así que la sigue. El tobillo se le dobla tanto que la convierte en una coja, él fuma y coloca bien el pasamontañas negro que cubre su calva; hace frío. Las calles están mojadas y oscuras, y en una esquina de pared vieja ella se para, se sube las medias y espera.
-¿Cuánto la mamada? –pregunta él
-Veinticinco euros – dice ella masticando chicle
-Para ser una coja te cotizas
-Para ser un hijo de puta feo tienes la lengua muy larga.
En la pensión le obliga a lavarse la polla, ocho minutos y listo. Adiós coja. Adiós hijo de puta. Hace frío y el suelo está mojado. Hay que caminar con cuidado.
-Veinticinco euros – dice ella masticando chicle
-Para ser una coja te cotizas
-Para ser un hijo de puta feo tienes la lengua muy larga.
En la pensión le obliga a lavarse la polla, ocho minutos y listo. Adiós coja. Adiós hijo de puta. Hace frío y el suelo está mojado. Hay que caminar con cuidado.
Texto: José Ramallo
Lo bueno, si breve...
ResponderEliminarMuy bueno
Visitando zonas limítrofes, paseando por las alcantarillas...
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