22 marzo, 2009

Ainhoa Arteta, un Ferrari en el Auditorio


Imaginan un Ferrari transitando en el centro de una ciudad como Santa Cruz. Solo disfrutaremos de su potencia y de su motor una vez que enfile la autopista. Ahí es donde se puede apreciar para lo que se fabricó ese coche y es el caso de Ainhoa Arteta. No me refiero a que con el Ferrari no puedas ir a buscar el pan a la panadería del barrio donde vives, incluso despertarás la envidia del vecindario, pero irás incómodo y con el motor trabajando de forma extraña. Es el caso de Ainhoa Arteta. La soprano, ahora cantante, realizó un concierto cercano e intimista en el Auditorio de Tenerife de su trabajo “La Vida”. Un álbum sin riesgo, con canciones de toda la vida. Una apuesta segura, versiones de canciones que todos hemos tatareado alguna vez, interpretadas en su maravillosa voz. El éxito estaba asegurado. Pero vayamos a su actuación en el Auditorio de Tenerife, en el que su interpretación sonó con la misma calidad que su disco. De pocos artistas podemos decir una cosa así. Pero Ainhoa era como un Ferrari en el barrio, solo pudimos comprobar su potencia cuando salió a correr en su último tema (un regalo extra) a la autopista de la lírica, en ese momento su voz derramó todos los caballos de su potencia y hasta ella misma se liberó. Era como si le hubieran quitado la carbonilla. Pienso que resulta gratificante para cualquier artista tomar la senda del éxito y caminar por los senderos populares, llenando auditorios, vendiendo miles de discos, que el público te pida autógrafos y que te reconozca por la calle, cosa complicado si solo paseas por el camino de la lírica. No podemos recriminarle que se haya tomado este trabajo como un “bolo”, se le nota su profesionalidad y que ha puesto mucha ilusión en este trabajo y en la interpretación de cada uno de los temas que compone el CD pone su alma y talento. No los canta en serie, se vislumbra que tras cada tema elegido para este trabajo tiene para ella una gran historia detrás. El del Auditorio de Tenerife fue uno de esos conciertos en los que la banda que le acompañaba estaba de más. Sobraba. Una banda cubana compuesta por cinco músicos, con un piano que llevaba el peso del acompañamiento, un batería, una caja de ritmos, un contrabajo y un trompeta. Y un apunte para los que les guste la prensa rosa, Ainhoa salió al escenario de traje largo y negro que cambió a medio concierto por otro largo de satén rojo. Unas extensiones de pelo que le incomodaban. No se encontró nada a gusto en el escenario, ni con la ropa y con su tipo, cosa que transmitió al público diciendo que era consecuencia de los bocadillos de nocilla que se comía. Solo voló cuando se quitó el micrófono de la boca y navegó en el mar de la lírica. Ainhoa Arteta es elegante, canta bien boleros y ópera, se expresa bien con su música y con sus palabras. Pero está más guapa sin las extensiones de pelo. Otro apunte es que su trabajo está producido por el rey midas de la música española, todo trabajo lo convierte en oro, o mejor dicho, en una joya, Javier Limón.


Foto pirata y crítica: Francisco Concepción

1 comentario:

  1. Muy buena comparación.
    En cualquier caso, siempre he pensado que cada voz requiere un tipo de canto y, en mi opinión, las voces líricas casan mal con el resto de la música, por muy bellas que sean y por armoniosa que quede la pieza.
    Pero sé que lo que digo puede ser una herejía para los amantes de los Tres tenores o Il divo.
    Lo mismo es una cuadriculadez mía...

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