30 abril, 2009

El Silencio de los pájaros


Es primavera y la brisa fresca acaricia la nuca de un viejo que apoyado en un bastón avanza por el camino. De pronto aminora su paso y exclama, -¡no oigo pájaros! ¿Oyen ustedes cantar a los pájaros?-. Sus compañeros dejan de conversar, agudizan el oído y comentan, que tal vez el miedo sea el motivo por el que lo pájaros paren sus trinos. Y continúan el camino hasta adentrarse en el monte, pero ningún pájaro canta, no los ven saltando entre las ramas de los árboles. Tampoco ven mariposas, y las telas de las arañas no irrumpen el paso. No se ven pulgones en los brotes de las hojas, ni abejas, ni libélulas. Y, sin embargo, las flores infladas por la tanta lluvia caída en los últimos días irradian un espectacular color, el mundo vegetal parece reinar ante un inexistente mundo animal. Intranquilos los caminantes deciden regresar, pero un silencio peluznante parece querer acompañarlos durante la vuelta. Los propios pasos parecen retumbar en el interior de sus cabezas, y el aire se va volviendo cada vez más denso. A duras penas pueden respiran, y bajo una soñolencia mortídera sus cuerpos se doblegan hasta yacer en el suelo del camino. El viejo recostado en una roca intenta balbucear palabras imperceptibles...
El violeta se hace intenso, y en la noche cerrada la brisa acaricia los cabellos del más joven.

Texto: Dácil Martín
Narración: La Voz Silenciosa

3 comentarios:

  1. Simplemente me gusta. La importancia de lo que no está. Un fragmento evocador de un tiempo verde y lleno de vida al que le falta la música y la vida dinámica.

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  2. Muy bueno. La sutil soñolencia de caer en el sueño y olvidarse del mundo, pasar la frontera entre lo real y lo soñado. ¿los pájaros? simples testigos.

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  3. Perturbadoramente bello. Esconde, bajo ese violeta y esos árboles henchidos de lluvia, mucho más de lo que dice

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