Suelo volar con facilidad.
Consigo hacerlo en cualquier sitio y en casi cualquier circunstancia. La única energía que necesitan mis alas para emprender el vuelo es ansiar huir. En un parpadeo, me elevo por encima del mundo y lo observo desde la distancia que proporciona el aire, el azul y las nubes.
Adopto un estadio en el que las sensaciones dirigen las ideas. Lo que siento es absoluto y, desde esa certeza, se abre el abanico infinito en donde soy dueña de un escurridizo destino.
Con las alas extendidas, me enfrento al miedo envuelta en un halo de atrevimiento y recursos. Fuerte, serena y libre para emprender cualquier proyecto, cualquier ilusión que permanezca enterrada bajo las sábanas de la desidia. Me convenzo de que los obstáculos son salvables y que el optimismo es la mejor arma; de que las emociones son mis aliadas y no debo reprimirlas; de que puedo y sé.
Todo es posible en mi dimensión. Hasta tu amor por mí. Convencida de que me deseas tanto como el nudo de tu estómago te ata a mí. Logro saborearte con tal nitidez que, cuando te vuelva a ver, me vanagloriaré de haber estado en tu boca. Justo entonces abro los ojos y me veo a mí misma como una pobre diablilla que se alimenta de fatuas ilusiones. Algo se rompe dentro de mí, probablemente alguna pluma.
Me salen muy caros estos viajes a ninguna parte, por eso siempre llevo piedras en los bolsillos.
Volar es maravilloso. No cuesta y la caída... puede ser el inicio de otro viaje. Siempre la esperanza de que se hagan verdaderos los vuelos!!
ResponderEliminarNo te rompas, todo puede suceder.
Bonito lo de las piedras en los bolsillos!!
Me ha gustado muchísimo este texto, Annabel!
Un saludo con rasantes vuelos!!
sigue volando...y no...no saques las pieras...con ellas siempre regresaras...
ResponderEliminarun abrazo
Las piedras en los bolsillos son todas esas cosas que no nos dejan volar hasta que nos armamos de valor... y las tiramos.
ResponderEliminarpara soltarlas si pasa uno volando por encima de la casa de alguien que nos caiga mal
ResponderEliminaro no, supongo que por el peso, claro
Volar, nido de ilusiones, emociones y miedos. Cuando nos hacemos ligeros al quitarnos la coraza nos sentimos libres y somos lo que realmente queremos ser, pero también vulnerables. Creo que haces bien llevando las piedras, seguro que te protegen.
ResponderEliminarTexto genial, como siempre.
abrazos