22 noviembre, 2009

Escribir bien y mal


Un día comencé a escribir, sin saber que me había encadenado de por vida a un noble pero implacable amo. Cuando Dios le entrega a uno un don, también la da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse. Al principio fue muy divertido. Dejó de serlo cuando descubrí la diferencia entre escribir bien y mal, y luego hice un descubrimiento más alarmante aún: la diferencia entre escribir bien y el verdadero arte; una diferencia sutil, pero brutal. ¡Y después de aquello cayó el látigo!

6 comentarios:

  1. Supongo que este medio es tan bueno como el foro para iniciar un ciclo de reflexiones. Me parece muy buena idea usar citas de autores consagrados –o cualquier otra cita que interese- para verter nuestras opiniones e iniciar una discusión en la mejor acepción de la palabra.

    Como supongo que no es cuestión de hacer una tesis sino tan sólo de reflexionar y dar nuestra opinión, comienzo dando la mía particular y personal. Me siento escritora –aunque pronuncie esa palabra con mucho respeto-. No sé si es un don, pero, a veces, puede llegar a ser una maldición. Desconozco también si he alcanzado el nivel de arte que dice Capote, lo que sí he adquirido es ese látigo que siempre tengo en ON. Escribir una frase puede ser un parto con dolor, no hablemos ya de hilvanar dos: casi nunca me complace totalmente, siempre hay diferentes opciones y siempre la duda, la única que no abandona, cuchicheando al oído “esto es horrible, cámbialo; así no, no tienes ni idea; pero ¿cómo se te ocurren estas tonterías?, eres una cursi; no puedes decir eso; ¿cómo vas a hablar de eso?, vas a escandalizar a todo el mundo, no le va a gustar a nadie…”. Y la desesperación si no sale, y la gran satisfacción íntima si crees que lo has logrado. Porque por esa satisfacción, que asoma muy de vez en cuando, vale la pena flagelarse, de vez en cuando.

    Saludos,

    Anabel, la Cuentista

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  2. Me siento muy identificada con lo que dices, Anabel.
    Para mí, lo más terrible es la perpetua duda de si lo que escribo tendrá resonancia en alguien, si alguien se sentirá conmovido o sentirá rabia o placer o inquietud o interés con lo que sea que me ha impulsado a coger el ordenador -el papel si estoy muy en precario.
    Al principio escribía por el puro placer de hacerlo, de ver crecer una historia y unos personajes de la nada. Supongo que, en el fondo, es jugar a ser Dios.
    Con el tiempo, ese pequeño dios que pide expresarse exige ser conocido para poder sobrevivir (¿has leído "Dioses menores" de Terry Prattchet? Según él, un dios, para serlo, necesita ser conocido y adorado. Desaparece cuando no hay creyentes que sostengan su divinidad. El humor con que se expresa no logra ocultar las verdades y acusaciones, algunas terriblemente directas, que lanza)y necesito que alguien más que yo misma conozca lo que bulle por mi interior.
    Ahí aparecen las dudas, la zozobra y la autocrítica voraz que tú describes como "látigo que siempre está en ON" -me encanta, qué descriptivo!- y que pocas veces desaparece.
    Sin embargo, a pesar de todo, jamás he sentido que sea una maldición. Probablemente porque mi nivel y aspiraciones no son ni remotamente elevados.
    En todo caso, lo considero un privilegio. El poder plasmar una idea, aunque se quede guardada en el cajón, el poder dar rienda suelta a lo que está en ebullición en mi cabeza es, sin lugar a dudas, un privilegio.
    Aunque a veces duela.

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  3. Anabel, en mi opinión has acertado con la fórmula para comentar nuestras reflexiones. Una recomendación: deberíamos poner en este tipo de post la misma etiqueta para poder localizarlas fácilmente, p. ej. "Reflexiones".

    Yo no me atrevo a denominarme escritor, más bien me denominaría "raro". Es un placer para mí, aunque a veces me da apuro, tratar con gente como ustedes, de las que aprendo mucho.

    No hace un año empecé a escribir por imperativo legal: "¡Escribe!" me dijeron y me puse a escribir. Fue como un milagro. Antes (en el Paleozoico) había escrito algo de poesía, por llamarlo de alguna manera, y me divertía escribir en un foro de un equipo de fútbol (aunque no me guste ni sepa de fútbol). La idea era escribir un relato para un concurso de profesores, pero tenía un problema: no sabía lo que era un relato, y después de un año lo sigo escribiendo sin saber que puede resultar de ello. Aún no tengo látigo, soy un inconsciente, me esperanza aprender a escribir - cuando digo aprender a escribir me refiero a saber colocar en su sitio las preposiciones- Pero sobre todo me divierto, me entretiene, es mi misión en esta vida. Luego viene el deseo de que te lean y aquí ves la gran recompenza. Primero se lo ofreces a los íntimos amigos, a tus hermanos ( que resultan estar muy ocupados) hasta que finalmente tu madre se ofrece, por pena seguro, y tu te pones a leer sin parar hasta que oyes los primeros ronquidos. De repente aparecen los amigos de verdad, los virtuales, es ahí donde aparece un mundo donde compartir, donde aprender, y no sigo más porque acabo de ver todo lo que he escrito y ya me imagino a ustedes roncando...

    Abrazos

    Marcos Alonso

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  4. No imaginan la gratitud que me produce ver que este tipo de entradas (post) producen estas reflexiones.Este intercambio.

    Es posible (pienso) sin necesidad del mantenimiento de un foro.

    Nunca imaginé, cuando empecé a escribir, hace apenas tres años, que pudiese ser partícipe de un debate sobre literatura. Eso era solo para los frikies y para los entendidos.

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  5. Anabel, lo siento, pienso que tu reflexión sobre escribir es infinitamente mejor que la de Capote. Por lo que la convierto en un post. Con o sin tu permiso. Espero que me perdones.

    Ana, me gusta tu reflexión de lo que significa ser Dios. Pero tras pensarlo, difiero. Yo soy un Dios, así me siento (divino), aunque no tengo creyentes que me profesen. También soy escritor, aunque nadie me lea (http://programalaesfera.blogspot.com/2009/05/yo-queria-ser-escritor.html). Pero soy escritor. Esto es una ironía. ¿Igual es cierto? Bueno, no lo sé.

    Marcos, tu modestia me puede. Escribes de libro. Con un poco más de desfachatez, de insolencia y descaro creo que serías uno de mis autores de cabecera. Lo digo en serio. También hago caso a tu sugerencia. La etiqueta está añadida (reflexiones)

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  6. Gracias, es un honor. Exageras, FranCo, pero eso también me gusta (se me escapó la vanidad, un buen tema para tratar).

    Pensé que nadie iba a seguir "desnudándose". Eso de quedarse sin ropa delante de un auditorio vestido es una de mis pesadillas recurrentes, ja, ja, ja.

    Entiendo lo de jugar a un dios menor, Ana. Pienso que algo de eso hay en la tarea de escribir. Lo que pasa es que a mí - mucho más a menudo de lo que me gustaría-, mis seres, mis personajes se me rebelan y me cambian el rumbo del destino que tenía pensado para ellos. Cuando el cuento no sale, cuando el resultado te parece malo o pésimo, cuando no brotan las ideas y las frases surgen manidas y cursis… ¡Es una maldición! Y gracias –o a pesar- de ese látigo que te espeta, te azuza a borrar, a cambiar, a romper, a tirarlo todo por la borda, sigues, un poco más, vuelves al anterior párrafo, repasas las repeticiones y buscas sinónimos… Al final, nace la criatura, la criatura de un dios menor. No te diré que me disguste que la gente lea lo que escribo y que diga que le gusta, pero la satisfacción interior de la que hablaba es el placer que me incita a seguir escribiendo. Claro ¿a quién no le gustaría publicar?

    Sí, Marcos Alonso, pobres familiares y amigos, los tenemos achicharrados. Pero si nadie prueba nuestros guisos ¿cómo vamos a saber si están buenos o son de su agrado? Internet ha sido una ventana y un escaparate fantásticos donde asomarnos y mostrar nuestro trabajo. Y La Esfera es un balcón lleno de geranios rojos y resistentes.

    Saludos,

    Anabel, la Cuentista

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