21 noviembre, 2009

Obsesiones, creaciones


Que Suskind tiene una personalidad psicopatológica fue la conclusión irrevocable a la que llegué después de haber devorado El perfume y acabado de leer, con menos entusiasmo, La paloma. La obsesión que destilan ambas obras no puede ser casual o artificial.

Se ve que era muy indulgente con el resto de los artistas. Botero, con su mundo obeso, Klimt y su art déco, Gaudí, Miró, Mike Oldfield y sus eternos Tubular bells –vale, lo saco del grupo, eso es falta de inspiración fresca-, Calatrava, Goya y su locura negra…

Ayer cambió mi perspectiva. Por completo.

Me acerqué a ver una exposición de Chillida en la Fundación Cristino de Vera, en La Laguna, y lo que contemplé desbarató mi error de años.

Patrick Suskind no tiene una personalidad obsesiva: todos los artistas la tenemos.

Ese hilo conductor que distingue la obra de cada creador es la expresión de sus obsesiones.

La obra de Chillida, que repite hasta la saciedad las mil variaciones de la misma combinación de líneas geométricas; la de Cristino de Vera, obsesionado con la muerte y la luz, los objetos blancos y la técnica cercana al puntillismo. Dos versiones radicalmente opuestas de una misma necesidad de expresar lo que nos inquieta, lo que satura nuestras vidas y nuestros pensamientos.

Jamás la realidad de lo que nos mueve a crear me resultó tan evidente como ayer, delante de las hermosas obras de Cristino de Vera, que destilan silencio y contención -magnífica “Mujer muerta”, sobrecogedores paisajes de Castilla, cráneos y flores, increíblemente expresivos en su linealidad-, luz y obsesión por la muerte, humildad y grandeza.

Si tenéis la oportunidad, no perdáis esta exposición. La de Chillida tiene fecha de caducidad, el 9 de diciembre, pero la de Cristino de Vera es permanente. Os dará que pensar y puede que descubráis cuáles son las obsesiones que pueblan, a veces ocultas entre artificios, vuestras obras.

Texto: Ana Joyanes

3 comentarios:

  1. Me parece fantástico el recorrido que has hecho de cada creador para confirmar lo que yo también creo, que todos manifestamos nuestras obsesiones a través del arte, en cualquiera de sus manifestaciones. He de admitir que a mi el perfume me fascinó. Buena reseña la exposición que si puedo escaparme me iré a verla. Desde luego que con tus letras, le sacaré más cosas.Un saludo

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  2. Muchas gracias!
    Es estupendo conectar.
    Que disfrutes de una exposición singular, que da qué pensar

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  3. Me encantaría ir a ver las dos exposiciones, pero me parece que La Laguna queda un poco lejos de Lleida.

    Sí, estoy de acuerdo en que somos unos "obsesos" solo que somos capaces de canalizar nuestras psicopatías a través de las letras, la pintura, la escultura... Podría reconocer en voz alta alguna de las mías, pero mejor no asustaros...

    Al menos, no somos peligrosos, aunque tal vez un pelín nocivos.

    Saludos,

    Anabel, la Cuentista

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