El hijo da un seco empujón, con valentía sencilla y hombro esquinado al féretro de su padre. El nicho oscurece gradual, desde la boca devoradora hasta dónde se pierde la visión negra de su intestino. En el adiós del hombre no existe sollozante pecho, ni acuosidad en sus pestañas. Ya acompañara en un pasado distante, igual camino cuadrado y oscuro, a su madre. Hacía tiempo se cayera el recuerdo de su memoria. Hoy aferrándose de nuevo. Suspira el hijo y callan las flores sobre la tapa, trágico ramo de inciertos trenzados. Destinados a alguien o a un algo. Quizás pretendiendo ser conciliadores. Chirria la madera, deslizada contra su voluntad. Araña el cuerpo de madera pulida, con hálito desesperado, para elevar una queja audible. Un crujido resquebraja la totalidad del aire circundante.
Comienzo de un Algo o de un Nada.
Se apoya en la piedra para erguirse de nuevo, allí deposita perdiéndola para siempre la palabra “hijo”.
Escucha, con miedo alborotado, en el instante de la llegada paternal a la eternidad posible, una voz matrical casi olvidada, con bronco tono reprobador; ¡Menudas horas de llegar…!”
Comienzo de un Algo o de un Nada.
Se apoya en la piedra para erguirse de nuevo, allí deposita perdiéndola para siempre la palabra “hijo”.
Escucha, con miedo alborotado, en el instante de la llegada paternal a la eternidad posible, una voz matrical casi olvidada, con bronco tono reprobador; ¡Menudas horas de llegar…!”
Siempre tienes algo de mordacidad dispuesta, para tratar una dosis de paternidad en disyuntiva....
ResponderEliminareres lo más fresco que vive entre lo sorprendente.
Me es muy grato poder leerte.
Besiños
...en lo bueno y en lo malo, hasta que la muerte los separe... o los una de nuevo.
ResponderEliminarMuy bien construido, irónico y reflexivo a la vez.
Que bueno.
ResponderEliminarBuenísimo.
Tremendo.
Me ha encantado.
Besos.
Gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarHa sido muy agradable para mí publicar en este espacio!
Saludos!
Me ha encantado tu relato querida amiga Susi y además que haya sido fuera de tu papelera.
ResponderEliminarBuenísimo, en lo bueno y en lo malo ...
Bsitos
Hay yugos eternos...
ResponderEliminarSaludos,
Anabel, la Cuentista
Meiguiña,
ResponderEliminaramiga hechicera, gracias por venir y encontrarme.
Sí, ya sabemos... " en lo bueno y en lo malo "
Y " hasta la muerte os separe", si es quién de hacerlo!!
Besiños...
Un saludazo, Annabel.
ResponderEliminarEncantada de conocerte, aunque ya había leído cosas tuyas aquí, en La Esfera.
(Ay, esos "yugos" conyugales)
Entré por casualidad, no sabía que aquí me esperaba un relato tuyo y me parece buenísimo...Susi buenísimo.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Muy bueno, y ese final
ResponderEliminarcon esa pizca de ironía,
sorprendente.
Un abrazo muy fuerte.