sin viento que nos empuje, sin río que seguir,
sin hora, sin fecha, sin heladas, sin amanecer…
Solo sangre, triste latido cardiaco,
solo oxígeno, solitario pulso, solo vida…
Tanto tan poco en una esfera, tanta vida, tanto ego.
Tan poca cosa y tanto que aparentamos.
Siendo todos hijos de una Esfera.
¿Cómo podría ser de otra manera? Todos los de aquí venimos de una esfera.
ResponderEliminarY ¿quién no?
Muy buenas tus esferas -no se me mal interprete, por favor-.
Saludos,
Anabel, la Cuentista
Y a veces hasta dudaría que somos sus hijos.
ResponderEliminarNi más, ni menos.
ResponderEliminarY a girar...