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Me lo prometiste, sabías que lo único que necesitaba era tener un instante, que volvieras la cara y me encontraras allí, mirándote y esperando un gesto, una palabra, una mirada.
Sabías que me quedaba un último aliento, el último día, la última hora, mi último amanecer, y fue tan frío y monótono como todos los anteriores.
Sabías que el roce de tu mano apaciguaría mi agonía, pero te fuiste, quisiste no saber nada, y ahogarte en tu pena de sufridor egoísta.
Sueña ahora con lo que pudo haber sido y no fue, es lo único que te queda, porque yo ya no estoy...
Qué triste!
ResponderEliminarCuánta decepción!
Sin embargo, lo queramos o no, la muerte llega siempre en soledad
Aunque suene a la muerte, está escrito refiriéndome a la indiferencia, la verdad que después de su publicación pensé que podía haberle puesto de título "indiferencia", pero ya estaba escrito tal y como salió.
ResponderEliminarUn saludo
Cuando inicié la lectura, también pensé en la muerte, pero creo que el final ..."porque yo ya no estoy." me dio la pauta de que el personaje abandona una relación o similar. El final implica que el narrador está vivo, al menos que nos encontremos ante un relato fantástico, y creo que no es el caso.
ResponderEliminarSaludos a la autora.
Me parece un texto sólido, contundente que te atrapa y no te deja "indiferente".
ResponderEliminarEnhorabuena Inma
Quizá por la imagen (que supongo no será casual) he puesto como voz de narrador la de un inmigrante que acudió a nuestro paraíso para encontrar la salvación, y lo que encontró fue la muerte.
ResponderEliminarTremendo texto.
Gracias a todos por vuestras palabras.
ResponderEliminarAmando esos ojos de la foto lo dicen todo.
Un saludo