No siempre hombres grises
ni árboles de piedra.
Tampoco barcos presos en las botellas
ni tristes hombrecitos directores de orquesta
Ni qué decir de las naufragadas cajas de colores
hacia la boca abierta del desagüe,
o los números perdidos de un viejo reloj de pared
que cuelga dentro de una nevada bola de cristal
en algún desván polvoriento
vacío de tiernos abuelos
bajo tejados de pizarra
mientras la lumbre cruje y el espantapájaros tiembla.
No siempre crueles guardianes de la Gran Torre
ni pajaritas de papel mojadas...
También burbujas sonrientes
que escapan de las bocas melladas.Texto: Esther Rodríguez Cabrales
No siempre, de vez en cuando algún aliciente ha de tener jugar en este verde tapete que el azar se empeña en dislocar día a día.
ResponderEliminarSaludos,
Anabel, la Cuentista
No siempre ¿qué?
ResponderEliminarEste texto está bien, NO SIEMPRE y habitualmente, pues puedes volverte loca.
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