03 marzo, 2010

Motivos Motivados


Su motivación no era el culo de vértigo que tenía su secretaria, a él lo que le ponía en pie de guerra era ver los zapatos que su secretaria traía diariamente y como caminaba felinamente sobre la alfombra de su despacho hasta que llegaba y se sentaba en la silla confidente frente a él, con su lápiz en la boca. Un pequeño lápiz que mordía siempre y del que solo quedaba sus hebras, mientras escuchaba las órdenes laborales del día, confiriéndole una imagen de bajeza que no correspondía con el tipo de zapato de tacón alto y glamuroso con el que se calzaba. Ese contraste le motivaba aún más.
 Fernando para retornar al sosiego miraba el nadar del único pez que habitaba en la pecera de su despacho de dirección.

Texto:  Francisco Concepción Alvarez
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6 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Me parece que Fernando es otro pez que nada hacia los tacones sin saber que los tacones son otro pez que muerden lápices, pero desearían otra cosa.
    A mí los tobillos y los zapatos me seducen tanto como a Fernando.

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  3. No deja de maravillarme el morbo que causan los pies (probablemente, la parte del cuerpo que menos me agrada) entre los XY y que tanto sufrimiento causa en tantas XX: tacones de aguja que lesionan espaldas, punteras estrechas creadoras de juanetes y callosidades varias, pies vendados de las chinas de hasta hace muy poco, uñas decoradas con apliques horteras...
    Pero lo que más me maravilla es que tantas mujeres entren al trapo, y tan felices.
    En cualquier caso, el texto me ha gustado, consideraciones fetichistas aparte.

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  4. Muy bueno el relato, con una descripción fantástica.

    Saludos.
    Arwen

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  5. Buen relato.

    Seguro que la secretaria conoce del desasosiego de su jefe. Cuanto más segura esté de ello, más altura alcanzarán sus tacones.

    Me gustan los zapatos de tacón, desde siempre, aunque no los uso para según qué tipo de trabajo.

    Saludos,

    Anabel, la Cuentista

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  6. Dácil Martín7/3/10, 22:15

    Estoy con Anabel, la secretaria se sabe poderosa con los tacones. Lo mismo sucede con los hombres calvos pelados al rape, si no lo saben llevar provocan el efecto contrario.

    Los tacones cada vez los hacen más bonitos y atrevidos. Eso sí, no es recomendable andar con ellos más de un kilómetro, ¿no?

    Saludos

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