07 abril, 2010

Gracias a Dios no soy creyente

Santa Cruz nocturna, un gran cementerio.
Brisa fresca y murmullo; El fervor religioso se transporta calle abajo. Familias bien vestidas, risueñas, despreocupadas, adoran y veneran dioses y vírgenes. Almas simples sedientas de respuestas y mentiras.
A cien metros un hombre descansa tumbado en un cajero. Boca abajo. La puerta está cerrada. Permanece ajeno al ruido, al frío, a la hipocresía. Lee la hoja de un periódico mientras espera la llegada del sueño. ¿El también creerá en Dios?
-¡Bajen aquí y ayuden!- Se oye gritar desde lejos.
Santa Crucifixión. Cruz. Ficción. Miro a mí alrededor, gente rezando en la puerta de la iglesia. La ciudad sigue siendo un cementerio. Gracias a Dios no soy creyente.
Texto: Hosmán Amin Torres

6 comentarios:

  1. Dácil Martín7/4/10, 22:18

    Hosmán Amin, crucifixionista del siglo XXI, ¿serán los últimos rezos? No crucemos los dedos, por si acaso.

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  2. Buen contraste, como la vida misma.

    Saludos,

    Anabel, la Cuentista

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  3. La ciudad es un río de cadáveres ambulantes... con su cruz a cuestas...

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  4. La realidad nos sorprende cuando vemos las mismas cosas desde otra óptica, como este texto, donde el autor nos muestra una realiad diferente en la que lo simbólico se vuelve grotesco y la tradición decadencia.

    Texto revelador, sugerente.

    Marcos Alonso

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  5. La cruda realidad: mientras unos disfrutan otros sufren, en la sociedad de la opulencia -o lo que era la sociedad de la opulencia- unos derrochan y otros malviven.
    La esquizofrenia del ser humano.

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