Me envolvió un frío intenso, sabía que era él, había muerto hacía dos semanas pero no paraba de mandarme señales provocadoras.
Empezó a tirar uno a uno los libros de la estantería que estaba encima de la cama de matrimonio.
-¡Para! le grité aterrada, ¿qué quieres?...
Sabía que intentaba demostrarme que no se había ido, sabía que no quería hacerme daño, pero era una situación tan descontrolada, se salía tanto de la razón que me tenía paralizada en un rincón de la cama con las extremidades encogidas y el sudor brotando por todos los poros.
Hacía unos días que me despertaba en la noche notando caricias demasiado familiares, revolviéndome entre las sábanas de placer, hasta que me despertaba, y el miedo a la sensación de realidad en la soledad me dejaba con la duda del que está perdiendo la cabeza.
Por momentos me alegraba de que no se hubiese ido del todo, que pudiera sentir su presencia, aún sin verlo, sin tocarlo, sin escucharlo. Al instante quería emprender una nueva vida, dejar que esa obsesión no penetrara tanto en mi mente que me llevara a perder la razón.
Me pareció escuchar unas sirenas en la oscuridad, y pronto esa inyección me llevó a un profundo sueño.
Desperté llena de cables, correas y me dí cuenta que lo había conseguido, pretendía que solo fuera para él y me encerró en aquella habitación blanca donde solo podría convivir con él, con su espíritu. Para el resto del mundo estaba loca...
Glubs...
ResponderEliminarTerrorífico... para el espectador quizá para ella sea el cielo.
Bravo, Inma!
Terrible, cuando el dolor por la pérdida te obliga a aferrarte a lo que sea. ¿Un fantasma? Bienvenido. ¿Tu propia muerte? Bienvenida, también.
ResponderEliminarMucho más que un relato de terror.
Estupendo, Inma
El dolor, el que nos vuelve locos...
ResponderEliminarMe he sentido muy identificada, Inma, y eso que aún no han tenido que ponerme la camisa de fuerza.
Terrorífico, opino yo también. Muy bueno.
Saludos,
Anabel, la Cuentista
Muy buen texto, Inma. He visto una cierta evolución en tus textos. Una evolución que no me disgusta, tanto en las imágenes que usas, como en la temática, más pasional y emocional, textos más fluidos. No sé si tiene que ver con esa mayor actividad literaria en la que nos hemos metido.
ResponderEliminarGracias a todos.
ResponderEliminarEsto es como el ajedrez mientras más juegas mejor.
Supongo que tengo una racha de mayor inspiración con todo lo que estamos viviendo, y analizo más mis partidas "digo mis textos".
Un beso
Desde que tengo el blog, me pasa un poco lo mismo. Sólo saber que alguien te va a leer (lo de menos es el número) hace que cada palabra tenga un peso especial. Y la razón no es sólo que no guste, sino lo contrario, llegar mejor.
ResponderEliminarInma, has conseguido darme miedo. A mi las películas y los libros con miedos tan reales como el de este texto tuyo me sobrecogen. Muy bueno. Besos
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