Es una noche sin luna en la que el viento silba y los árboles sueltan sus melenas. Los dedos teclean formando palabras, y estas frases que no dicen nada. Soy una autómata...
Una persona de antaño del siglo XVII ó XVIII a saber, en una habitación alumbrada por la tenue luz de una vela escribe acurrucado en una mesa, raspa suaves trazos con su pluma empapada de tinta en una hoja de pergamino. Es un escribiente harto de copiar que da rienda suelta a las palabras para contar una historia que viene sola, y José Viera escribió:
Una persona de antaño del siglo XVII ó XVIII a saber, en una habitación alumbrada por la tenue luz de una vela escribe acurrucado en una mesa, raspa suaves trazos con su pluma empapada de tinta en una hoja de pergamino. Es un escribiente harto de copiar que da rienda suelta a las palabras para contar una historia que viene sola, y José Viera escribió:
Vivía en la misma quinta de Daute un viejecito, molinero de aquel trapiche, llamado Diego Pun, que divertía a todos por la inocencia con que creía que el inventar y pronunciar voces insignificantes y estropeadas, era hablar el francés en verso y prosa: así la gaceta y los demás papelillos que la siguieron, salían todos bajo el nombre de Diego Pun”
Allá por el siglo XXII, un joven frente a una pantalla volátil abandona a un lado su libro electrónico para intentar plasmar la pasión en un primer poema. El joven escribe en el aire "él es un tsunami que arrasa mi pecho", y lo borra desconcertado. Se refugia leyendo a Luis, que dice así:
Si después de leerlo sientes sed
es que el discurso es fértil;
léelo aún, y más: la sed engendra sed.
Qué error el del saciado;
no conoce la sed de la sed que no acaba.
La noche sigue, el paseante con el perro regresa a su casa, la calle queda desierta otra vez, los dedos teclean la última palabra.
Texto: Dácil Martín
Disculpen por editar de nuevo este texto y que no pudiera rescatar el comentario realizado por Amando. De todas maneras gracias Amando, me alegra que te haya gustado y lo siento. Un abrazo
ResponderEliminarMe gusta el texto, Dácil, pero me sorprende o quizá me resulta algo transgresor por el formato que utilizas, más en tí, no terelacionaba con esta forma de escribir.
ResponderEliminarEnhorabuena
Magnífico, por el fondo y por la forma, esta vez, muy relevante en el texto.
ResponderEliminarEstupenda al forma en que el escritor busca expresarse, sea en la época que sea, sea con los medios que sea.
¿Quién de nosotros no se sentirá, de alguna forma, identificado?
Gracias también Ana y Marcos. Tengo que confesar que es un texto cuyo fin principal es, simplemente, compartir bellos fragmentos o poemas.
ResponderEliminarUn texto a college, que une bellas palabras e historias. Interesante plateamiento esta forma de escritura.
ResponderEliminarEstaba alucinando, porque llegué a pensar después de no ver mi comentario que el texto, lo debería haber soñado, o lo había leído mal, o me había desplazado al futuro, a ese siglo XXI en el que te decía o te preguntaba qué nos queda...
ResponderEliminarY con esta nueva forma de editar aún queda más hermoso. Por cierto, ¿cómo se logra este recuadro, esta sensación de haber pegado un texto impreso sobre otra superficie... por ejemplo un cuaderno de cierta joven edimburguesa...
Amando, marcas el fragmento seleccionando el tamaño y tipo de letras que quieras, y luego vas a comillas. El efecto de papel pegado es automático.
ResponderEliminarAmando, marcas el fragmento seleccionando el tamaño y tipo de letras que quieras, y luego vas a comillas. El efecto de papel pegado es automático
ResponderEliminarPues yo es la primera noticia que tengo.
ResponderEliminarGracias!!
He utilizado las comillas en más de una ocasión, en la entrada de anoche, por ejemplo, y no me queda ese efecto, ni por casualidad.
ResponderEliminarQuizá con el nuevo editor de google que en mi equipo no funciona bien (por culpa del equipo). O algo más