Noto que tu voz tiembla cuando estoy a tu lado, no me miras a los ojos. No pretendo que me quieras, ni siquiera que te guste, ni que me soportes, simplemente que no se note tu desprecio, que tu titubeo no sea un síntoma de destrono, ni de superioridad.
Solo intento demostrar humildad, hacerme un hueco pero no en tu vida, en la vida... y tú formas parte de ella.
Aunque ahora no lo admitas te toqué en el pasado, te trasmití algo que te era desconocido, te ayudé a vivir de nuevo, a sentirte todavía alguien digno en tu castillo de naipes. Yo fui la que puso las manos en el barro y moldeó denuevo tu defecto.
No me tires al despojo de tu indiferencia, no me pisotees con tu acrecentado ego, no te escondas detrás de tu cortina de humo ignorando mi presencia.
No rompas la cuerda del que te ayudó, porque ya caminas solo, destrúyela cuando camines a mi lado, no cometas la injuria del soberbio, y admite que también fuiste humano.
Sí, algunas veces es necesario decir las cosas claramente. Ponernos en nuestro sitio. Y recordar que también fuimos puerto donde amarró el barco, cuando la tempestad acechaba.
ResponderEliminarYo me alejaría lo antes posible.
ResponderEliminarMuy bueno. Será porque me tocó.
ResponderEliminarEl narrador se posiciona como una alfombra. Y desde esa posición trata de revelerse y hacerse notar.
ResponderEliminarNunca desde esa posición será posible que le tengan en cuenta. Hay que revelarse desde otro prisma, desde el prisma del ganador.
Un texto sugerente. Caminas por la literatura del perdedor. Desgarra.
¿Una nueva etapa?
Por qué lo ves como un perdedor?, en las relaciones humanas, no hay perdedores y ganadores, hay valores y sentimientos.
ResponderEliminarHay que realzar la humildad como valor ganador.
No estoy en condiciones para entrar en ese debate, un debate interesantísimo, pero al que hay que acceder con la cabeza fría y el corazón equilibrado: ni desde la alfombra ni desde el podio.
ResponderEliminarMe encanta ver que no os olvidáis de este nuestro blog madre. Yo no me olvido, no me olvido.
Saludos,
Anabel, la Cuentista
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCreo que el debate darwinismo social no tiene argumentos... al menos para mí. Me parece vomitivo. Mejor jugar; mejor jugar que ganar o perder
ResponderEliminarLa vieja historia del desamor cuando las vidas dejan de ser paralelas y comienzan a ser divergentes, cuando el que necesitaba ayuda puede volar por sí solo.
ResponderEliminarMe ha escalofriado.
Perdona mi ignorancia, Jugador, pero ¿qué es el darwinismo social y por qué se le aplica a esta discusión?
No sé, veo cierto darwinismo social en el comentario del señor Franco. "El prisma del ganador"... ¿Cúal es el prisma del ganador? ¿Qué es lo que hay que ganar? ¿Sólo los ganadores tienen derecho a narrar?
ResponderEliminarEl darwinismo social fue una teoría que se usó para argumentar la erradicación de minorías étnicas, por ejemplo. Venía a postular que sólo los fuertes sobreviven, creaba diferencias evolutivas entre razas, entre humanos. Formaba a ganadores y a perdedores. La raza aria por ejemplo se argumentó en parte en esta teoría. Se le llama darwinismo social porque es una tergiversación de la teoría evolutiva de Darwin, una manipulación para aplicarla a humanos, cuando aquella hablaba desde una óptica biológica. A veces nos olvidamos que somos seres biopsicosociales, sí, todo eso somos.
Pues todo ese rollo... algo así recuerdo, no soy ningún especialista en el tema. Pero eso, creo que en el arte no hay ganadores ni perdedores, ni en las emociones.
Pensé que se refería a lago relacionado con la evolución.
ResponderEliminarAhora comprendo tu referencia.
Gracias, Jugador
Yo también te agradezco la aclaración, me quedé un poco en confunsa con tu comentario.
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