Amarilla y seca
como los desiertos
fue nuestra vida.
Árida será, también,
nuestra muerte.
Ni huesos ni polvo de huesos
quedará de nuestra soberbia,
vuestra vanidad,
nuestro apetito,
vuestra ruindad,
nuestro rencor
vuestra indecente codicia
de ser peor que los otros
es decir, nosotros.
Agradezcamos,
al arte de imaginar
la posible existencia otros mundos.
Quizás sólo allí
haya color, luz, agua y descanso.
Sólo se muere una vez.
Nosotros,
hemos muerto dos veces.
Me ha gustado mucho, que difícil es vivir y mucho más si no sabemos sacarle jugo a la vida.
ResponderEliminarMuy buena poesía Harold.
Caramba, buen poema y buena reflexión. Dos muertes, sí. Es verdad, estamos dormidos. "Amarilla y seca fue nuestra vida". Un descubrimiento.
ResponderEliminarDesde el sur de Castilla entiendo bien la aridez a la que te refieres. Esa especie de esencia de la nada que son nuestras tierras... Pero es pura apriencia.
ResponderEliminarAunque los últimos versos, a veces son ciertos, muy ciertos.
De la Castilla seca a la dos veces vivida muerte. Gracias Harold por traernos tu poesía.
ResponderEliminarMe ha gustado ese paralelismo entre la loma castellana y la aridez de nuestra vida, de nuestras muerte.
ResponderEliminarPotente.