En un pueblo del centro del país, supimos la historia de un hombre que llevó hasta un extremo impensable su amor por la holganza. Era tan perezoso que un día se echó a morir en la plaza; y como vió que nadie se apiadaba de él, le pidió a unos vecinos que hicieran un cajón de pino y le enterrasen de una vez. «De todas formas me voy a morir». Al día siguiente, el vago entró por su propio pie en el cajón, se tumbó, cruzó las manos sobre el pecho y dijo: «Ea, que empiece el entierro». Y cuatro hombres enlutados alzaron el ataúd, bastante liviano por cierto, y se lo echaron a los hombros. Jamás se había visto un entierro tan bullicioso: la gente rodeaba el cajón e increpaba al muerto con insultos de toda índole. Incluso le tiraban cosas o se acercaban a palmear las pobres tablas. «¿Qué ejemplo le estás dando a nuestros hijos?», vociferaba una buena madre. Tan llamativa era la escena, que un forastero que se asomó a la puerta de la posada para ver pasar el cortejo, se vio obligado a preguntar:
—¿Quién es el muerto? ¿Por qué le tratan así?
—Aquí no hay ningún muerto —le respondieron—. Es el tío Pilo que no tiene nada que comer y ha pedido que le entierren.
Entonces aquel forastero, convencido de que iba a realizar una buena obra, echó a correr entre la gente gritando con las manos en alto: «¡Que pare el entierro!, ¡que pare el entierro!» Y cuando el silencio se hizo en torno a él, proclamó con valentía:
—¡Yo le regalo a este hombre un saco de trigo!
Al oír esto, la masa vibró y despuntaron como piques de agua media docena de insultos dirigidos al forastero. Con ellos, nació un murmureo. Y más tarde, un crujir de tablas que dejó al tío Pilo acodado en el borde del pobre cajón que iba a servirle de ataúd:
—¿El trigo está molido? —preguntó.
—No —respondió el forastero—. Está en grano.
Y el vago, tumbándose de nuevo, sentenció:
—Bueno, pues que siga el entierro.
Accésit del I Certamen de Relato Breve “Enric Valor” (Guadalest, Alicante)
Hola, esféricos:
ResponderEliminarAhí les mando un cuentecito que fue galardonado con un accésit en un premio de Alicante. Traté de ajustarme al formato pero no lo logro. Si me mandan las especificaciones...
Un cordial saludo y de nuevo gracias por poner a mi disposición este espacio.
PABLO GONZ
Muy bueno!!! Excelente, diría yo.
ResponderEliminarAhora no escribo que estoy muy, muy cansado...
ResponderEliminarBueno, va, sí: genial.
Era tan vago, tan vago que no dio al seguimiento de comentarios por mail...
ResponderEliminarHola Pablo, bienvenido a este espacio. Buen texto el que nos traes, muy bien escrito y con ese tema que nos hace sonreir.
ResponderEliminarEl vago muy vago, se convierte en protagonista por su vagancia, lo hace famoso, y todo el mundo está pendiente de él..., mientras el se acomoda y se ofrece, dejando que los demás provoquen su muerte, ante el esfuerzo de moler el saco de trigo...
ResponderEliminarLos demás le han ayudado a seguir-vago hasta el fin de los días.
¿buscamos culpables?
Un relato muy ingenioso. Un placer.
Muy bueno, lleno de sarcasmo y humor negro. Me gusta fácil de leer y con gran contenido. No me extraña que se llevara el accésit. Felicidades Pablo
ResponderEliminarEstá buenísmo, hace reír de la vida misma.
ResponderEliminarjajajjajajjajajjaja gracias Pablo!!, esto es medicina!!! jajjajjaaja estas aportando a la cura de la gran enfermedad con tu cuento jeje todo quien lo lea de seguro se pega su risotada y eso... es medicina jajaja abrazos!!
ResponderEliminarPame
Pablo, ja, ja. Me ha gustado mucho y enhorabuena por el accésit. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestros generosos comentarios. Dice Juan José Millás que escribir es embotellar mensajes y tirarlos al mar. Pues bien, algunas veces, como ésta, uno disfruta del placer de recibir a cambio unas palabras cariñosas.
ResponderEliminarUn abrazo esférico,
PABLO GONZ
Me gusta el estilo de escritura de cuento clásico. No lo piedas y sigue deleitándonos en La Esfera.
ResponderEliminarEsperamos tus aportaciones y puntos de vista en el resto de textos.
Un abrazo
Muy bueno. Me temo que se merecía algo más que un accésit. Enhorabuena de todas maneras.
ResponderEliminarUn placer tenerte por aquí.
Saludos,
Anabel, la Cuentista
Ese cuento me lo hacía mi mamá hace 50 años !!!! Me ha dado nostalgia leerlo ….
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