¡Me vuelves loca! Te decía porque sabía que no me oías…
Así empezó todo, con una imagen que me impedía conciliar el sueño. El calor extremo del sur penetraba alcanzando los 40º en mi estudio, donde pasaba las horas mirando tu fotografía, contemplando esa ostentosa belleza que me retaba.
No pude contenerme, y entré en tu vida como un vendaval, arrasando lo que encontraba a mi paso…y te armé la de Dios en un santiamén. Serán cosas del destino.
Me aprietas fuerte contra ti. Me cuesta respirar. Y en un descuido aprovecho para bajar la cremallera de tu pantalón. Ahora me besas excitado y te vuelvo a mirar insinuante. Una sonrisa picarona se dibuja en tu cara _ refleja que vas entendiendo el juego_. La curiosidad insaciable de tus manos recorren toda mi anatomía, y el deseo empieza a desbordarse por momentos. Tus manos se detienen en mis muslos, acariciándolos sin tregua, pero con lentos movimientos para retardar el orgasmo antes de entrar en combate cuerpo a cuerpo.
La excitación no cesa, y mi respiración se agita cuando me muestras tu astuta artillería, donde me transportas a mundos desconocidos e insospechados.
Tus fuertes brazos me levantan del suelo y mis piernas rodean tu cuerpo deslizándonos hasta caer para yacer tumbados jadeantes. Y sin darme tiempo a recuperarme de las emociones que me provocas me estremezco y me rindo en tus brazos.
Cuantas veces lo habremos soñado y cuanto miedo nos da.
Texto: Minerva López
Efectivamente, parece que el verano tiene a las chicas en pie de guerra.
ResponderEliminarCon este texto subes unos grados más este calentamiento erótico-global que estamos padeciendo.
Bienvenida, Minerva
Llego unos instantes tarde, Ana. Me has quitado las palabras... Claro que para vosotras es más fácil, pero nosotros qué, cómo soportamos este calor que arde y que propicia épocas de alzamiento (personal).
ResponderEliminarTexto intenso, Minerva.
El verano es lo que trae...y ya se sabe, cuando el calor aprieta...la inspiración está asegurada. Muchas gracias.
ResponderEliminarSí, el deseo contenido, recogido en los límites de la imaginación, atado de pies y manos, temeroso de salir, de mostrarse en toda su inmensidad.
ResponderEliminarQué malo que es el verano, pero qué malo.
Saludos.
Buen texto Minerva, además no me esperaba el final, más que miedo, yo diría que da ganas...
ResponderEliminarUf! que calores, voy por otra cerveza, a este paso nos hacemos alcohólicos.
Este relato eleva la temperaura de todos, hombres y mujeres. Remedios haylos, pero ¿miedo, de qué?
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Besos sin miedo alguno.
Minerva nos vuelve a traer una nueva ola de calor con este precioso texto, relatado en primera persona. Los grado suben con la narración y descripción de los hechos para sorprendernos finalmente en medio de la fantasía.
ResponderEliminar