Si amigo. Aquella charla no te hizo huir de mi lado en el club. Ni ninguna otra, ni siquiera las mujeres que fueron pasando lo lograron. Ni aquella enfermera que tenía por ojos dos sicarios con más cuentas pendientes que los Juzgados de Chicago, ni un poco antes aquella otra, metida en política, que dejó en tu interior una herida con tres mil trayectorias. Y si las mujeres no pudieron que decir del dinero y las veces que me lo prestaste. Por dios santo, amigo, estuve a punto de pedirte prestado para contratar a un tipo que me llevara la cuenta de lo que te debía.
Si amigo, teníamos confianza. Te tenía tanta que a veces me daban ganas de buscarme problemas sólo para poder contártelos. Ahora, en ocasiones, cuando ya es tarde y la noche está hecha jirones, me da por recordar todo eso. Lo hago en silencio, sentado en la barra de nuestro querido Korova, en la misma banqueta que tantas veces fue vecina de la tuya, mientras regresan lentamente las viejas imágenes de nuestras mil historias que parecen llevar de fondo la turbia voz de Van Morrison. Dios santo, amigo, éramos tan jóvenes que algunos de nuestros recuerdos pertenecían todavía al futuro.
No se porqué te fuiste, nunca te pedí explicaciones. Sólo espero que decidas regresar. Mientras, te esperaré sentado en la barra de nuestro Korova.
Dave. Pon dos copas. De lo de siempre.
Dave. Pon dos copas. De lo de siempre.
Texto: Pablo Albert Martínez
Buena narrativa, se re-crean las imágenes del texto a la perfección, pero entre nos, el amigo aquel no debería volver por su bien ;) Saludos.
ResponderEliminarUna buena historia llevada con buen pulso. Enhorabuena.
ResponderEliminarBienvenido, Pablo
Pablo. Pon dos copas. De lo de siempre. De buenos escritos.
ResponderEliminarPablo, intenso, escrito que va recreando la imagen en tu cabeza, frases que te hacen volver a releerlas de lo buenas que son.
ResponderEliminarRecuerdos de jóvenes que pertenecían al futuro.
Enhorabuena.
Excelente texto, muy bien escrito, el monólogo tiene un cierto regusto a buena literatura y cine norteamericano.
ResponderEliminarMejor que sean tres copas, Dave.
ResponderEliminarMe apunto al comentario de Marcos, que suscribo en fondo y forma.
Releo y me gusta este texto. Me gusta. No me preguntes porqué. ¿Me gustará que me contamine el Korova?
ResponderEliminarUn texto largo que se hace corto, y: ¡camarero! otra ronda para ellos...
ResponderEliminarEstupendo. Eres todo un descubrimiento en nuestra esfera.
ResponderEliminarSaca la botella, Dave, todos tenemos sed.