De Sara, me he quedado sus ojos verdes, de Noelia sus labios carnosos, de Alicia su cabello negro azabache, de Cristina sus largas piernas, de Patricia su generoso corazón y así he ido recomponiendo a la mujer de mis sueños. Ahora, con las manos manchadas de sangre, me pregunto qué hacer con todas las piezas que sobran.
Texto: David Moreno Sanz
Follártelas.
ResponderEliminarSi el primer rompecabezas salió bien, se puede probar con otros. De quien se tomaron los ojos, se pueden tomar los labios... Quizá el resultado sea otro monstruo...
ResponderEliminarEl texto es incisivo desde luego.
Una versión nueva del mito de Frankenstein, aderezada con gotas -de sangre- de Jack el Destripador. Interesante resultado.
ResponderEliminarBienvenido, David
Muy buen micro que sorprende al lector.
ResponderEliminarY a mí que me suena...
ResponderEliminarUna a veces ya no sabe ni lo que lee.
De todas maneras, me ha gustado. Tener relaciones sexuales con el propio engendro "frankensteriano" ha de ser alucinante. No es una opción a desechar, ni para un próximo relato.
Saludos.
Gracias por vuestros comentarios. Y Anabel quizá lo leíste en mi blog... jeje
ResponderEliminarUn saludo indio