-¡Qué lejos suena el teléfono! -Pensó mientras su culpa fluía por su cuerpo desnudo y escapaba por sus venas sesgadas. La culpa de no haber sabido hacer que su matrimonio fuera feliz, de no haber sido buena madre de sus hijos, de no haber sabido nunca planchar las camisas de su marido como a él le gustaba, de haber intentado seguir adelante en su profesión aún cuando él le decía, con toda la razón, que nunca llegaría a ser nadie... Ese baño caliente teñido de rojo, le hacía sentir bien, libre al fin de su culpa. Ya dejó de sonar el teléfono. Menos mal. Le molestaba. Prefería dormir tranquila. Sin ruidos. Sola. Libre...
Al otro lado del 016, seguían preocupados:
- “Lo único que nos ha dicho es que ella es la número 65”.
Texto: Miguel Ángel Brito Narración: La Voz Silenciosa
Muchas gracias Ana. Agradezco enormemente tu comentario. Este año han muerto 64 mujeres a manos de su maltratador. La número 65 ya estaba muerta antes de tomar su decisión. El maltratador es un vampiro que para vivir se come a bocados el alma de su víctima y sólo la mata cuando ya no puede seguirlo haciendo (cuando ésta ha pedido ayuda y se ha ido de su lado). Lo penoso de nosotros es que nos fijamos sólo en el hecho final y no en el camino que ha tenido que recorrer la víctima... Culpa de la prensa, quizás, en la que sólo es noticia el asesinato. Detrás de cada muerte hay una historia. Un beso muy fuerte.
Y sin embargo no habrá condenado... Estremecedor... ¡Cuántos casos habrá como éste en que el maltratador llega al máximo de refinamiento en su crueldad haciendo que la víctima se sienta culpable! Enhorabuena Miguel Ángel
Espeluznante, el colmo del vaciado del yo. El yo regalado al verdugo, el tormento de la culpa desenfrenada, alimentada por el otro para luego vampirizarla. Estupendo texto, Miguel Ángel. Un beso
Gracias a todos por vuestros comentarios. Creanme si os digo que me he sentido muy triste e impotente al pensar en ella y escribir este texto. Besos y Abrazos para tod@s!!!
Y detrás de cada una hay una historia, con esa frase me quedo, qué podríamos hacer el resto para acabar con la vejación y el maltrato. No dejemos a la sociedad dar un paso atrás en la consideración de la libertad humana, en la igualdad, en la lucha por ser personas y no juguetes de verdugos sin alma. Enhorabuena por tu reivindicación Miguel Angel, a la que me sumo al 100%.
Terrible. Elegir la muerte, lo más antinatural que existe, antes que seguir sufriendo vejaciones.
ResponderEliminarMuy buen texto, muy bien llevado.
Enhorabuena
Muchas gracias Ana. Agradezco enormemente tu comentario.
ResponderEliminarEste año han muerto 64 mujeres a manos de su maltratador. La número 65 ya estaba muerta antes de tomar su decisión. El maltratador es un vampiro que para vivir se come a bocados el alma de su víctima y sólo la mata cuando ya no puede seguirlo haciendo (cuando ésta ha pedido ayuda y se ha ido de su lado). Lo penoso de nosotros es que nos fijamos sólo en el hecho final y no en el camino que ha tenido que recorrer la víctima... Culpa de la prensa, quizás, en la que sólo es noticia el asesinato. Detrás de cada muerte hay una historia.
Un beso muy fuerte.
¡Estremecedor! Pero a veces, la muerte, es el único camino para ser libre.
ResponderEliminarUn buen micro con ese final que nos golpea, que denuncia, que nos hace reflexionar. Enhorabuena.
ResponderEliminarY sin embargo no habrá condenado...
ResponderEliminarEstremecedor... ¡Cuántos casos habrá como éste en que el maltratador llega al máximo de refinamiento en su crueldad haciendo que la víctima se sienta culpable!
Enhorabuena Miguel Ángel
Espeluznante, el colmo del vaciado del yo. El yo regalado al verdugo, el tormento de la culpa desenfrenada, alimentada por el otro para luego vampirizarla. Estupendo texto, Miguel Ángel. Un beso
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros comentarios. Creanme si os digo que me he sentido muy triste e impotente al pensar en ella y escribir este texto. Besos y Abrazos para tod@s!!!
ResponderEliminarEs un drama tener que llegar a esto. ¿Cuándo parará?
ResponderEliminarUn saludo indio
Todo se reduce a números. Hasta la muerte, hasta el maltrato.
ResponderEliminarAl final, descansó.
Y detrás de cada una hay una historia, con esa frase me quedo, qué podríamos hacer el resto para acabar con la vejación y el maltrato.
ResponderEliminarNo dejemos a la sociedad dar un paso atrás en la consideración de la libertad humana, en la igualdad, en la lucha por ser personas y no juguetes de verdugos sin alma.
Enhorabuena por tu reivindicación Miguel Angel, a la que me sumo al 100%.